¿Por qué miras el portón? - Es la hora - responde el chico. ¿La hora de qué? - No entenderías. Anda, dime. - Está bien; la hora en que el fantasma de mi abuelo se vea entrar, caminando hacia la casona. ¡Qué imaginativo! ¡Los fantasmas no existen! - ¡Lo he visto! Vendrá con una pala al hombro, regresando de lo que cree fue su jornada. Oscurece ... ¿Realmente crees que vendrá? El chico mira aterrado. El forastero vuelve la vista al camino, ve al abuelo y cae desplomado. El abuelo entra, mira al piso y pregunta al chico: ¿De nuevo bromeando con que soy un fantasma?. M.D
Texto agregado el 30-06-2015, y leído por 465 visitantes. (19 votos)