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La historia de un ingenuo que creyó ir con Calíope al Olimpo con Zeus y terminó con Cancerbero a las puertas del Hades.

Queridos amigos:
Al igual que muchos de ustedes yo como fiel representante del sexo masculino soy admirador de la mujer, máxima representante de la belleza, y la mejor prueba de que Dios tiene buen gusto al crearla, además estoy convencido que los dioses paganos son los fieles representantes del arte.

Es curioso todos al nacer, según el lugar, en que aterrizamos, nos convertimos en seguidores de los usos y costumbres reinantes. Al nacer en México y pertenecer a las buenas conciencias sin hacerles mucha historia terminé como profesional de la medicina. Desde luego me fue bien, tengo una familia con hijos y nietos y mis años de plenitud asegurados (¡Vaya eufemismo llamarle plenitud a la vejez!).

Al quedar jubilado pensé: “ahora sí a cultivar la poesía y darle libertad a mi alma oprimida” y de inmediato junto con mis amigos en iguales condiciones que yo nos dedicamos a la bohemia, a los compases melodioso de la guitarra (por cierto contratamos a un guitarrista profesional y joven) y letras de Agustín Lara, Bienvenido Granda, Daniel Santos, etc., gastamos noches hermosas bautizadas con divinos brebajes como brandis, tequilas, rones, whiskies y otros por el estilo. Todo estuvo bien, hasta que dos que tres alegres contertulios se enfermaron y nuestras bellas medias naranjas convertidas en limones nos pusieron (por fortuna) el alto. Por cierto, que la abuela de mis nietos, de viejo cursi no me bajaba. Ingratitudes que tiene la vida.

Y sí, ya encarrilado me puse a pergeñar poesías. En este portal hay varias de ellas. Claro, me costaba un esfuerzo tremendo hacerlo. Consultaba internet, diccionarios de sinónimos, gramáticas, etc., incluso estuve en una escuela de escritores donde a dos profesores hice ver su suerte. Total, que mal que bien, completé un libro con mis poemas y tuve la suerte (o a lo mejor fueron mis influencias, pues soy muy amigo de dos jueces) de ganar en una convocatoria (no les digo en cual para no comprometer a mis “cuates”) y me publicaron el dichoso libro. Yo no cabía de felicidad. Me venían “guangos” Gustavo Adolfo Bécquer y José de Espronceda, por hablar de los viejos y el poeta chileno Gonzalo Rojas por hablar de los nuevos.

De premio me dieron una enorme cantidad de copias y me puse a repartirlas entre mis múltiples amigos, con sentidas dedicatorias. ¡Ay, Dios! Casi me quedo sin amigos. Cuando me miraban en la calle me daban el esquinazo, no fuera a preguntarles por mis “creaciones” que desde luego ni de “faul” habían leído. Total, que por fortuna ya no existe físicamente ningún libro.

Desde luego pensé: “soy un poeta incomprendido como tantos en el mundo”. Pero, un admirable poeta (éste sí de verdad) por desgracia ya fallecido, al que le había entregado mi “obra” para revisión me dijo, palabras más palabras menos: “mira, tú tienes facilidad para manejar las palabras por lo que te recomiendo que te dediques a la prosa, además por defecto de tu profesión antigua tienes la vis del mal así que escribe cuentos de humor negro que te salen bien, y deja en paz a la poesía, no seas cruel, no la lastimes”.

En un libro leí: versificación es la artística distribución de una obra en períodos simétricos y rítmicos llamados estrofas, los que se componen de determinados números de versos. Y verso, es la palabra o palabras sujetas a cierta medida y ritmo que se originan del número de sílabas y de la colocación de los acentos. A la medida (o cantidad de sílabas) a que los versos se ajustan se le llama metro, y arte métrica, a la que trata del mecanismo de los versos, de sus especies y combinaciones.
En toda composición poética, y esto es también en los llamados versos libres o blancos, figuran dos elementos que nunca pueden faltar: el número de sílabas y la colocación de acentos; y otro más de carácter accesorio: la rima (que faltan en los versos libres y por eso todos los “pseudo-poetas” dicen que escriben poemas).

Amigos esta es la triste historia de un admirador de la poesía, la verdadera poesía.





Texto agregado el 28-06-2015, y leído por 238 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
02-07-2015 La poesía, dama hermosa y educada que tiene sus códigos, por lo mismo hace mucho prefiero hacerle un guiño sólo con prosa ya que no tengo la intensión de trabajar para una mujer tan refinada. ***** Terryloki
29-06-2015 Así es. Nunca es tarde para encontrar el camino correcto. Saludos. kharey
29-06-2015 Pues mira, me reí mucho con tus ocurrencias y verdades enteras y a medias que cuentas, pero hay una cosa cierta: eres un gran narrador. Escribes con gran fluidez y, además, limpio, claro y sereno. Tienes la gran virtud de hacer que tu lector imagine cada escena descrita; y eso, querido, no es fácil lógralo. Te felicito, te abrazo y te admiro. SOFIAMA
29-06-2015 "y deja en paz a la poesía, no seas cruel, no la lastimes”. Ufff, eso debe haber dolido, al menos a mi mucho. 5* jdp
28-06-2015 En tu texto hay un espejo para mirarse. Saludos! TuNorte
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