¿PERO, QUIEN SOY?
Desde que tenía uso de razón a Ramón le había atormentado la misma pregunta, pero en los últimos años, se había convertido en una continua obsesión que le había ido llevando a un estado que podríamos definir como irracional.
Recordaba muy claramente la primera vez que se la hizo, era todavía un adolescente y de pronto una mañana al levantarse, se configuro en su cerebro en forma nítida, la cuestion que ahora continuamente le atormentaba.
“Pero yo ¿Quien soy?“, recordaba perfectamente que trato de inmediato contestarse “Bueno soy un adolescente, me llamo Ramón, tengo 13 años, vivo con mis padres, tengo un hermana pequeña, muchos tíos y primos y bastantes amigos, si, si eso es verdad, pero ¿Quién soy?“
Y ni entonces ni ahora fue capaz de darse una respuesta concreta, si era consciente de que vivía, que hacia cosas, que crecía, pero no sabía quién era, no se sentía él, se encontraba como vacío, no recordaba cómo había llegado a esta vida, le parecía que era manejado por las circunstancias y se sentía como si él no fuera el que tomara las decisiones del día a día de su existencia, estaba convencido que no tenía el control de su vida.
Esta sensación, bueno mucho más que sensación, esta obsesión fue en aumento con los años hasta que hoy en que se acercaba a los treinta, le agobiaba de tal manera, que le impedía llevar una vida tranquila y normal.
Y no tenia nunca reposo sucediera lo que sucediera, siempre acababa en lo mismo, tenia novia, pero se preguntaba “¿Pero la he elegido yo?” no lo recordaba, le parecía que un día apareció a su lado por las buenas y ya está, trabajaba en una oficina, pero lo mismo, no recordaba haberlo decidido, si se acordaba que empezó a ir todos los días desde una fecha y nada más, lo mismo ocurría con sus amigos, pensaba que un día aparecieron en su vida por las buenas.
“¿Pero cómo puede ser esto? si es mi vida, si es lo que yo he elegido, pero, pero… cuando he elegido yo esta vida, ¿Porque tengo tantas dudas sobre las cosas? y sobre todo ¿Quién soy yo ?“
En una ocasión decidió consultar su problema con un especialista medico, pero el resultado fue muy decepcionante, “Todos estamos sometidos a muchas tensiones, su pregunta no es extraña, no nos sentimos identificados con un mundo que ya nos rebasa, trate de no obsesionarse y limitarse en lo posible a ser feliz, etc…. “ fueron las banalidades que recogió de la consulta y que claro no le sirvieron de nada.
Y siguió deslizándose por una rampa que no presagiaba un buen fin, hasta que llego un momento en que empezó ya a no ser dueño de sus actos, tenía siempre tan presente la maldita pregunta en su cerebro que ya no era capaz de controlar sus actos, era como un autómata, se sentía vacio, sin personalidad, sin capacidad de tomar ninguna decisión, ya no era solo una obsesión, ya era un profundo hoyo en el que había caído y del que no fue capaza de salir.
Una mañana no pudo más y acabo con todo, se atiborro de somníferos y consiguió la paz que no tenia y dejo de estar martilleado por la obsesiva pregunta.
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Bueno pensó el autor de la novela, de la que Ramón era uno de los personajes, al que le había dotado de un carácter siempre torturado, ”No pensaba este final tan rápido para él, pero ya que ha tomado por una vez él mismo una decisión, tampoco me disgusta, le da cierto dramatismo a la novela que estoy escribiendo”.

Fernando Mateo
Junio 2015