Doce horas diarias de trabajo mal pagado, su pobreza, su soledad, lo tenían totalmente abatido.
Un día, en el Banco, mirando las cajas, reacciona; ¡¡El pase a una vida mejor estaba justo ante él!!. A partir de ese momento planea todo cuidadosamente.
Vuelve al banco, esta vez en su bolsillo una nota pulcramente escrita contiene su demanda.
Llega su turno, titubea, sus piernas flaquean, el temor le embarga. Sus manos sudorosas, entregan temblorosas la breve nota a la cajera, ella lo mira sorprendida, responde: Sí.
Hoy están juntos, siguen siendo pobres, más en sus corazones, ellos son dueños del mundo.
M.D
|