Diminutas partículas danzan sincronizadas por el viento.
Es una colgadura gris la garúa desdibujando el paisaje.
El pintor del tiempo extinguió su paleta. En un solo tono
un mutismo perenne acompaña la melancólica escena.
Capitanea la pesadumbre como en un para siempre.
De pronto, fragmentando la chatura que brinda la lluvia,
un breve taconeo y un paraguas musicalizan el pétreo silencio.
Ráfaga en movimiento que, encarnada, colorea la escena.
Su paso es fugaz, escasamente un intento de permanencia,
pero suficiente pincelada como para alegrar el día.
Texto agregado el 26-06-2015, y leído por 227
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