UN VIGILANTE PRIVADO
Estaba harto, pero muy harto de tener que desempeñar ese oficio, y no es porque le pareciera poco importante, aburrido o cualquier otra connotación negativa, al final ara un trabajo y como todo el mundo sabe, casi nunca los trabajos producen el éxtasis y la felicidad.
No, no era eso, su frustración venia de muchísimos años atrás, prácticamente desde la infancia, había tenido la fortuna de nacer en una familia bastante acomodada en la que prácticamente nunca le falto de nada, buenas casas, viajes frecuentes, estupendas relaciones con su familia de la que siempre recibió mucho cariño y disfrutando de diversiones y buena vida, en fin todo lo que se puede desear para ser feliz y claro con estos inicios, lógicamente pensaba que tendría un agradable futuro y que desempeñaría un trabajo reconocido al menos como el de su padre, que le permitiría tener una vida como la que hasta ahora conocía y aunque no tenía muy claro a que se dedicaría, estaba seguro que sería algo importante.
Pero en la vida nada está controlado y todo puede cambiar en un momento como a él le paso, aun era muy joven cuando tuvo la desgracia de que su padre muriera en un accidente de circulación y aunque le quedaba su madre, su vida ya no fue igual, ella nunca volvió a ser la misma, la embargo una gran depresión que la hizo descuidar su trabajo, abandonar las tareas domesticas y olvidarse de la educación de su hijo.
Y por si fuera poco, no tardo mucho en morir motivado seguramente por la pérdida de su esposo, con lo que en muy poco tiempo se encontró solo, con su formación truncada, sin haber podido aun madurar adecuadamente y prácticamente sin recursos, no tuvo más remedio que aprender a vivir sin la protección de sus padres y buscarse la vida como fuera.
Pero la sociedad que nos ha tocado vivir es dura y no suele dar muchas oportunidades a quien de verdad las necesita, de forma que estuvo deambulando de sitio en sitio, de trabajo en trabajo, con la ilusión cada vez mas apagada de lograr el importante destino que había soñado.
Hasta que un día se rencontró con un viejo amigo que le hablo de la posibilidad de convertirse en vigilante privado “Mira” le dijo “Es un trabajo honrado, está bien considerado como tú siempre soñabas tener y seguro que te permitirá salir adelante y si tienes suerte puede ser hasta cómodo si te destinan a la vigilancia de algún edificio de oficinas o a un centro comercial, venga anímate yo te puedo presentar a los responsables de una agencia de seguridad”
Y se animo, tampoco tenía muchas otras opciones y con ayuda de su amigo realizo el curso de formación específica para el trabajo y consiguió un destino.
Aunque el sitio a donde le mandaron no era tan maravilloso y mucho menos tan cómodo como le había comentado su amigo, le adjudicaron el turno de vigilancia nocturna en una finca a las afueras de la ciudad, el trabajo no era complicado, tenía que hacer varias rondas por la periferia del vallado de la finca, pero siempre en la oscuridad y la mayor parte de las noches pasando un frio respetable.
Hacia los recorridos lo más rápidamente que podía para poder volver cuanto antes a su pequeña oficina en la que pasaba el resto del tiempo dormitando y aburrido.
Solo en algunas ocasiones tenía algún pensamiento optimista y se decía “Bueno después de todo, desempeño una misión ciertamente importante, tengo una oficina propia y una placa en la puerta con mi cargo, “Cuidado perro peligroso”, pues no está del todo mal“.
Fernando Mateo
Abril 2015
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