La verdad que necesita ser adornada es mentira.

¿Tú que vociferas, qué has hecho?, ¿has recibido en ti la indiferencia y el silencio, ya todos te señalan?, ¿acaso has sido perseguido?

Eres la mentira con poses de outsider, que con sólo pintarse el pelo y con aires de intelectual no molestas a nadie. Si lo que haces significara algo no tendrías paz ni compañía. Pero, para eso seguro que te faltan siglos de cojones.

Así pues en un año las cosas ya no serán las mismas y se olvidarán que lo habíamos dicho los "indiferentes y los detestables, porque no nos unimos a los vociferantes" y porque la solución que proponíamos era mucho más simple e íntima y no relucía al sol.

Nos quedaremos sepultados y olvidados, como los dedos cortados de un sujeto cuya estatura, porfía y sentido de libertad pronto quedarán empolvados de olvido. Seremos el costo y los sacrificados al hambre eterna de la maldad.

Como los de ayer y anteayer y los de las próximas semanas, cuyos cuerpos y recuerdos serán denigrados en una simple estadística, que maldice cada gota de sangre vertida; tan valiosa que debiera aún estar resonando en las conciencias.

Pero, tú sigues en tus escaramuzas, donde eres héroe por cinco minutos, aclamado, seguido y alabado por multitudes, pero la historia no está compuesta de héroes sino de las voces silenciadas de hombres muertos.

Y enfréntate de una vez a esa verdad, de la qué luchas por deshacerte como si fuera el enemigo, encara que aunque el tiempo pase y aunque las modas cambian, los problemas de siempre permanecen. Aquello debiera hacerte replantear las cosas.

Porque la verdad más segura es que nada puede cambiar nutriéndote de mentiras.

Tienes desde ya perdida la lucha, porque lo que se ha perdido a través de los años es ese sentido que te insinuaba que hoy llovería, porque se ha perdido contacto con lo humano y perdido contacto con la fuente.