Existe una leyenda muy difundida en el pueblo de Domselaar, que reza que todos 21 de junio, una lluvia de milagros caen del cielo para cumplir con los deseos de sus moradores.
Una ferviente devoción se produce los días previos al acontecimiento. No se habla de otra cosa que de ello.
Un espíritu jubiloso se apodera de los habitantes del modesto conglomerado rural de no más de mil almas, que anhelan la redención.
Lo que les está vedado a sus seguidores es divulgar los resultados de sus ruegos. Sin embargo se puede percibir entre la gente a aquellos que les fueron cumplidos sus deseos .
Aun queda en la memoria el último 21 del año pasado en que sellaron su amor el boticario Ernesto y la joven Emilia 15 años menor que el farmacéutico.
Poco se conoce del origen del evento, una tradición oral indica que fue en el comienzo de un gélido invierno de 1985 en que la inundación que asolaba a los vecinos se escurrió como por arte de magia y sus pobladores pudieron retornar a sus hogares.
El sacerdote del pueblo, Don Feliciano Gauna, atribuyó a un prodigioso evento que reemplazo la copiosa precipitación en una lluvia de milagros.
OTREBLA
Texto agregado el 22-06-2015, y leído por 117
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