...Se asomaba el nostálgico invierno, y aún no concluía la pequeña obra.
Una pieza de música, sencilla e intensa a le que le faltaba un epílogo, que le diera sustento para un buen final.
Aquel músico, buscaba inspiración en palabras dichas, en fotografías de su musa, y en lugares místicos. Pero al llegar la noche mientras armaba la melodía con su fiel guitarra, le invadía una nostalgia tan profunda, que terminaba pensando y repitiendo las mismas armonías que ya había compuesto.
Después de un tiempo, en pleno invierno, en un pequeño café, se presentaba aquel humilde artista, y en su repertorio, su obra ya concluida, que tanto le había costado componer: " Góticamente Milén"...
Después de interpretar casi todo su programa, venía aquella inaudita obra, dispuso la partitura en el atril, e invito a su amiga, aquella extraordinaria y hermosa mujer para que se sentará a su lado, y por quien se había inspirado para escribir esta música.
Al comienzo de su interpretación, unos versos, luego un preludio, llenos de escalas neoclásicas y un desarrollo intermedio con armonías románticas.
Una bella música invadió el lugar, y ya en el final, aquel epílogo esperado...
Tal cual estaba transcrita en el pentagrama, el guitarrista hizo un abrupto silencio, dejo la guitarra, y se volvió hacia ella, Milén, a quien beso intensamente, con todo el fulgor contenido en la propia música, y que duró exactamente, 69 segundos.
Luego de finalizar, con un beso en la frente, se dirigió a la pequeña audiencia y así daba por terminada su presentación...
La hermosa obra, no ha sido escuchada nuevamente, y por razones obvias, sólo aquel extraño músico puede ejecutarla...
Los que pudieron ver parte de la partitura, aseguran que es más extensa, y que por pudor hacia los presentes, no fue interpretada... en público...
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