Fundí mi pie en el charco
regocijándome ante mi mala suerte
emprendiendo el camino sin retorno
el del perdedor con buena suerte
Las nubes y las estrellas se reían
de mi figura diluida y retorcida
mientras que el viento
me escupía a herraduras
destrozando la esperanza
los porrones y las dudas
gato negro que se cruza en mi sendero
un paraguas te apuñala la retina
la mala suerte no es un Dios encaprichado
y está lejos de asquearnos como el tedio
patee la buena vida
obsequie las cuatro hojas de mi trébol
ya deslumbro la meta que se extiende
carcomida como el alma que agoniza
marque mi frente con la palma
con la lengua partí cien mil espejos
me senté y espere adormitando
que un cometa me aplastase desde el cielo.
Texto agregado el 20-06-2015, y leído por 163
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