Él era el vampiro más temible de todos. Era un ser totalmente malvado, sediento de sangre y contacto carnal con mujeres susceptibles a sus múltiples encantos. A pesar de su malevolencia, poseía un especial y fatal encanto que atraía a las féminas, que desconocían sus turbias intenciones de desangrarlas y convertirlas en la misma clase de engendros que era él; muchas de hecho sucumbieron a su presencia y se transformaron en sus pérfidas concubinas o “novias”. Difícil de destruir, varios veces regresó de la tumba para aterrorizar a la humanidad y no se tenía la certeza de cuánto tiempo transcurriría antes de su atroz retorno. Junto a él, cualquier chupasangre moderno luciría como un insignificante murciélago. Nadie lo olvidará por todo ello.
Él era el peor enemigo del mejor espía del mundo. Lo metió en serios problemas cada vez que se encontraron frente a frente. Era un ser de naturaleza intimidante, y más cuando cargaba en la mano su tan fino y particular revólver. Tan galante como peligroso, retó a muerte al gran agente en un duelo inolvidable, luego de haber capturado a su chica en turno, para probar que podía ser mejor que lo que todos suponían. A duras penas el espía logro sobrevivir y rescatar a su mujer, y su antagonista le dejó un amargo recuerdo que ninguna otra de sus aventuras borraría. Nadie lo olvidará por todo ello.
Él era el mago más grande y poderoso de una antigua y casi olvidada tierra. Encarnaba la sabiduría y elocuencia en su máximo nivel, siendo toda una guía moral para cientos de personajes. Empero, el poder del Mal acabó por seducirlo y todos sus logros de antaño se deshicieron en perversas nuevas proezas que afectaron a todo un conjunto de seres inocentes. Su otrora bondad y humildad fueron sustituidas por una descomunal soberbia y desprecio por todo forma de vida que él no hubiera creado para fines malignos. Pago muy caro por sus villanías al morir apuñalado por la espalda, por uno de sus propios sirvientes. Nadie lo olvidará por todo ello.
Él era un político malvado. Servidor únicamente de sus propósitos personales, embarcó a varios en una guerra intergaláctica para hacerse del poder y fundar un gobierno tiránico en donde no tuviera que rendirle cuentas a nadie. Muchos se le enfrentaron para frenar sus planes maquiavélicos, entre ellos nobles caballeros de una legendaria estirpe, quienes finalmente pondrían fin a sus infames fechorías, al ser uno de sus integrantes quien le daría muerte. Nadie lo olvidará por todo ello.
Él era un músico singular. A una edad en la que muchos ya ni siquiera se atreven a soñar, el osó tomar varios instrumentos y, junto con su potente voz, contó la historia de un memorable rey medieval con ritmos de metal pesado, cosa casi impensable para la gran mayoría de los actuales habitantes del mundo. Su rock estridente, aunado a su vozarrón y su estilo narrativo, abrieron nuevos horizontes tanto para los iniciados en el género como los expertos en éste; inyectando a la industria musical una ráfaga de aire fresco que desde hacía años requería con urgencia. Nadie lo olvidará por todo ello.
Él era simple y sencillamente Christopher Lee…y nadie lo olvidará por todo ello.
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