Llevaba por oficio, el ser culpable
de cortejar sin querer mirar atrás.
Dejo lo que otrora pudo acompañar
en el país de los recuerdos muertos,
como tantos otros días, olvidaba
sus gestas en la vera de calzadas,
sin importarle la carne profanada,
ni los amores robados cada noche.
No sabía saberse completo e integro,
si no permanecía como siempre fue.
Vagando placeres se perdió la magia
de las personas que saben querer.
Llegado el final de su falsa hombría.
su bitácora fue una hoja en blanco.
Texto agregado el 17-06-2015, y leído por 171
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