Prendido el otoño a todo sentido
Que inunda mi cuerpo y canta encendido.
De hojas mis ojos, de ocres y rojos,
cayendo en el prado la tarde sin rostro.
Susurran sin voces las ramas desnudas,
Deshoja mi alma el viento sin bruma.
Y entonces la noche se posa despacio
Y el cielo se llena de luces y ocaso.
El árbol se amansa, entona el gorrión
Agudas las notas de tierna canción.
Y entonces reposa el sol bajo el monte
Y el cielo se llena de luna y de bronce.
Texto agregado el 14-06-2015, y leído por 121
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