Ella se quedó con el cuentista y él le mostró un mundo desconocido. Juntos recorrieron en tiempo récord un universo de luces majestuosas, de utopías hermosas, de suaves vaivenes, de luminiscencias armoniosas en una sinfonía de sensaciones agradablemente intensas.
El cuentista entonces le dijo que ese mundo era su obra maestra, que lo había construido solo con lo que ella le hacía sentir y que quería vivir en él junto a ella.
El hecho de que ella se fuera sin decir palabra fue un final inesperado hasta para él.
Texto agregado el 14-06-2015, y leído por 160
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