Erase una vez un tipo que fumaba en fotografias. Solo en ellas, no le gustaba el humo ni el tabaco, pero en las fotos quedaba chulo.Iba de albùm, en albùm, fotogràfico presumiendo de humo.Este humo es gris, este anaranjado, el otro morado...
Era su màxima ilusiòn coleccionar humos.Un dia alguièn le advirtio ese humo que llevas no se ve bien.Èl exclamo...¡¡paparruchas!!
La verdad que ese humo que llevaba era negro y denso. Le cubria todo el cuerpo, y empezaba a ser tan negro que apenas si se le veia.Pero èl miraba a travès de èl y lo veia todo color de rosa.Intentò de nuevo crear un nuevo albùm este seria el colofònde todos sus mejores humos.
Pero la maldita "humitis" no le dejaba manipular la fotografia.En su cerebro tullido, inutil, por tragar humo de colores.No le permitia trabajar en blanco y negro.Lo intentò todo incluso se paso al humo de colores. Pero no pudo hacer nada, la enfermedad del humo..."LA Humitis Aguda"le impedia realizar su obra, y entre tanto esfuerzo iba despareciendotragado por ese enorme humo que le envolvia.
Humo negro denso, viscoso, pegajoso, maloliente.
Al final alguien en una sala viò aquel humo tan negro, y decidiò que no queria respirar ese humo.
Y abriò un ventanal,y una bocanada de aire fresco entrò y èl desapareciò junto con sus àlbunes y sus humos.
Y es que el humo del tabaco no trae nada bueno ni siquiera en fotografias.
En su epitafio rezaba..." Murio tragado por el humo"
Y sobre su làpida una foto de el difunto, donde una enorme humareda.
No dejaba de ver màs que su boca exhalando aquel humo gris, anodino y tremendamemte tòxico.
|