Cuando el tipo aquel le ofreció un papelillo y su amigo le dijo que no lo hiciera, él se volvió a su amigo llamándole envidioso que tuviera una nueva amistad. Así pasaron los años y no se vieron más y siguió repudiando a su amigo.
Aunque su nariz a veces sangra y aunque su familia se ha alejado sin que sepa porqué, sólo por llevar esas bolsitas blancas y hacer algunos “trabajillos” que no le significan tantas horas: es casi como un juego en el que sigue a alguien y anota todo lo que él haga.
Esta nueva amistad le ha llevado un regalo y con él han ido a divertirse al campo a disparar y está orgulloso porque varias han sido las veces que ha acertado el blanco.
Su nueva amistad le invita a bares y de vez en cuando también salen a bailar con chicas por ahí. Todos le conocen y cuando llegan les conducen a un lugar privado. Se ríen, beben y se burlan de las personas que le ha tocado seguir.
Ocurrió un día que la vida se le salió por la boca por un acertado tiro en el pecho y mientras se separaba de su cuerpo se preguntaba ¿porqué?, ¿qué hice sino ser un amigo fiel?, todo el mundo me quiso en esta vida, todos me conocían y tuve dinero y poder.
Y cuando apareció en el diario su amigo de infancia recordó todo lo vivido de niños, sus aventuras, sus primeras salidas con novias y pensó que tal vez fue muy duro con él. Por eso es que el día de hoy a las 20:00 en punto se encontrará con el amigo de su amigo: “El Diablo”, que así es el nombre con que conocen a este guey.