Parálisis mental. La birome adquiere vida. El mantel plástico aletea en una de sus esquinas ¿Hacia dónde mover nuestros sueños? ¿O nuestras vidas?
El cansamiento pareciera perder fuerza, pero mi culhueso no se separa del acolchado de la silla... "no quiero que sea una semana floja" parece decir algo de adentro, "debiera estarme moviendo. Sólo espero que nada dure y poder extraer un par de concentrado de letras".
Te vas apareciendo en diferentes lugarespacios donde reconoces seres que te reconocen y te cruzas también con anónimas vidas para tu limitado conocimiento de quiénes somos. Y, sin embargo, no estamos soles. Somos soles distantes que nos iluminamos en nuestro desconocimiento, y basta un rayo de verso para entrar en ese anonimato y volverlo parte de ti.
No necesitaba preguntar el nombre, ni siquiera recordar una a una sus palabras... solo bastaba colisionar nuestras galaxias para entrar a recorrer una nueva órbita y cambiar la posición de las estrellas.
Irregular que frecuenta regularidades accidenta la geografía de lo establecido. Los números cotidianamente disparan desde las trincheras de la angustia sus dardos axiomáticos; pero crispas los labios, cuelgas la mirada en algún momento inexistente, medio minuto de conciencia inconexa de presentes destartala el paralelismo del presente... y vuelves a pensar en la posibilidad de "curiosiar" quiénes somos sino soles.
Cucaracheando la extensión de la existencia saboreas la lúgubre caída de la certeza del día. Todo huele negro y dulce.
"Mejor salgo"
Un fluido incesante de especulaciones rabiosas se sacian con el cariño de mis lenguas paralizadas por la impotencia. El sabor a vacío confunde mi equilibrio, vuelve frágiles mis piernas... sólo tengo diez dedos y una guitarra me acompaña.
Como acordeones las canillas se fracturan y me azotan en el suelo... un suelo denso y arisco, que rechaza mi cuerpo sin hundirlo en su seno.
Esta tortuga con dos patas delanteras (y ninguna otra) arrastra su caparazón rojo (y el licuado de huesos envuelto en piel con forma de acordeón) y puede beber una pequeña tierra de pastos y hormigas y árboles y estatuas y gentes y risas y besos y llantos y aguas manipuladas por estructuras contenedoras de su flujo y controladoras de su potencia.
Mirando a la nada de mis letras, perdido en la inexistencia (o existencia falaz) del paisaje, aparece una imagen que sostiene mis pupilas y lo que ven: los trece colores de una mirada desordenan el orden de una realidad sintética. La'legría eléctrica marchita toda estabilidad de animal de uno o dos destinos: las vaquitas ríen y los chanchos brincan venciendo la gravedad que ejercen alimentos y personas sobre sus cuerpis. Y con el sabor de lo auténtico me renazco de piernas y elijo, dentro de lo que quiero, lo que puedo.