ESTOY SOLO
Me acabo de levantar de la cama y me encuentro mal, no he descansado casi, tengo la cabeza muy pesada y estoy algo aturdido.
Con esfuerzo medio me arrastro por el pasillo hasta la cocina para ver si mi mujer ya ha preparado el desayuno y me recupero un poco.
Pero según voy llegando me empieza a asaltar una extraña sensación como de aislamiento y soledad, esto todo muy silencioso y no oigo los chillidos de los hijos de mi vecino como otras mañanas, ni la tele que siempre tiene a tope, no sé, quizá es que estoy todavía adormilado.
Cuando entro en la cocina aun me sorprendo mas, no encuentro a nadie, no están ni mi mujer ni mi hijo desayunando, a pesar de que ya son casi las nueve la hora de irse al colegio.
Muy extrañado me asomo a la ventana por si están fuera, pero ni les veo ni veo a nadie por la acera de enfrente, no me explico lo que pasa.
Y aun me quedo mas pasmado cuando noto que no pasan coches, ni hay nadie en la puerta del supermercado de enfrente como otras mañanas y por no ver, ni veo pájaros revoloteando por el jardín.
Estoy muy desconcertado, corro al garaje y tampoco están allí ni mi familia ni el perro en su caseta.
Ahora ya estoy aterrado, no entiendo que está pasando, casi sin darme cuenta y en pijama como estoy me encuentro conduciendo por las silenciosas y solitarias calles de mi urbanización buscando a mi mujer y a mi hijo, y no veo a nadie, ¡Es imposible¡ digo a voces ¡Pero qué ocurre! ¿Dónde están todos?, pero ni una voz, ni un sonido me llega.
No sé ni cómo vuelvo de nuevo a casa, solo recuerdo que entro atropelladamente en el salón, con la esperanza de verlos allí, pero todo sigue igual ni rastro de mi familia, la angustia me atenaza, siento que me asfixio, me embarga la angustia y al final me desmayo en un sofá.
Seguramente pasarían unas horas antes de que me despertara el familiar olor a tostadas, ¡Qué maravilla de olor! pienso aun medio atontado, para inmediatamente recordar lo que pasaba, voy corriendo y tropezando con los muebles hasta la cocina y allí están mis dos seres queridos, que me miran asombrados ante mi atropellada entrada y extrañados sin duda de la expresión de mi cara que debería ser un horror, “Venga desayuna cariño, que se te va a hacer tarde” me dice mi mujer y es entonces cuando lo comprendo.
Ha sido un sueño, un terrible y desazonador sueño, seguramente la pesadilla más terrible que había tenido en mi vida. Me repongo poco a poco y voy adaptándome a la realidad, aunque la verdad es que me cuesta, había sido todo tan real, pero al final me repongo, me visto y me marcho como todos los días a la oficina, ¡Que espanto! No dejo de ir pensando mientras veo el ajetreo de la calle, el supermercado de enfrente a tope y los embotellamientos de siempre y al final consigo tranquilizarme, incluso empiezo a esbozar una sonrisa, es increíble lo que llega a hacernos la mente, pero va, ya paso todo.
Tengo una jornada durilla, mucho trabajo y problemas, pero al final se termina, aunque la verdad es que llego a casa francamente cansado, le doy el beso de costumbre a mi mujer, acaricio el pelo de mi hijo y me apoltrono en mi sillón favorito delante de la tele con un whisky en la mano, que casi ni pruebo, pues a los pocos minutos estoy tan cansado que me duermo casi de inmediato.
Cuando abro los ojos es ya casi de noche y la tele esta en silencio. me desperezo y subo a la habitación, quiero contarle a mi mujer el extraño sueño que aun retengo en mi mente.
Pero no la encuentro ni arriba ni en ninguna parte, ni oigo a mi hijo, ni a los vecinos, me asomo a la ventana y no veo coches en la calle, ni niños jugando, ni nadie caminando y es cuando me doy cuenta que el verdadero sueño fue el de que estaba todavía con mi familia, porque ahora claramente recuerdo la realidad es que ESTOY SOLO completamente solo en el mundo.
Fernando Mateo Mayo 2015