Peter permaneció en casa encerrado durante tres días con sus tres noches. Hecho un ovillo, relegado en sí mismo como si fuera una crisálida apunto de salir del capullo. Está toma aire, coge fuerza y araña un poco más la seda para después poder salir victoriosa.
Esto es lo que hizo Peter, llegar a lo más profundo del pozo, a ese punto sin retorno donde ya no se puede bajar más; se hundió en el fango y se impregno de él para después emprender el vuelo.
Al cuarto día salió a la calle ya sin enemigos ni persecuciones, sin angustia. El quinto fue al supermercado y la cajera le pereció amable. Un día mas en el que quedo con Pablo ,un amigo al que no veía hace tiempo. Entraron en un bar y compartieron cervezas y risas.
En unos meses retomo su vida ahí donde la había dejado.
Tuvo que enfrentarse de nuevo a sus miedos, encararse y vencerlos. Perdonar y perdonarse, tender su mano a todos aquellos a los que había dado la espalda. Sobre todo se tuvo que aceptar.
Recupero sus facultades y se fue forjando una vida nueva, bajo una mirada distinta; clara y profunda.
Hoy está cenando con Merche, la cajera del super, no han llegado al postre, se lo ha impedido y fuerte y largo abrazo.