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Inicio / Cuenteros Locales / Lorem_ipsum / -. La leyenda de Khan.-fin

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Khan- Zen deambuló por largas horas, incluso desde lo alto del peñasco se podía oír los tambores anunciando la muerte de Huan. La costumbre decía apoderase del lugar de aquello que se ha matado como una costumbre para mantener el equilibrio en la naturaleza, Khan –Zen lo sabía a la perfección, por destino debía ser el nuevo líder de la tribu y bautizarla con su nombre pero para el guerrero, la manera tan deshonrosa en que había dado muerte a su rival le quitaba todo derecho de tal gloria. Sentía además que solo tenía cabeza para pensar en como encontrarse con Kirin, de poder verla convertida en una mujer, de ser al menos capaz de verla.
Regresó al lugar donde había pasado la noche, con la esperanza de poder convencer a aquella familia de guiarles hasta ella pero encontró el lugar vacío, con las cenizas ya frías y esparcidas, pero con el rastro de las huellas aun frescas sobre la hierva marcando surcos y pisando el rocío. Siguió aquellos rastros muy sigilosamente mientras intentaba mantener fría la cabeza.
Frente a él distinguió una especie de abertura por entre la montaña y a una mujer que vigilaba a unos pequeños que jugaban a corretearse entre ellos. Se aproximó sigiloso y en cuanto la mujer advirtió su presencia jaló rápidamente a los niños al interior de la cueva y Khan- Zen les siguió rápidamente para no perderles el rastro al interior de la cueva.
- solo buscó a alguien de nombre Kirin- Ho – dijo muy fuerte Khan- en su defensa cuando un grupo de hombres armados les impidieron el paso.
- no existe nadie con ese nombre en este lugar – se apresuró a contestar uno de los hombres.
- sé que ella esta entre ustedes, fue esposa de Huan- Thoo pero escapó para unirse a ustedes – Aclaró mientras algunos hombres dudaban en bajar sus armas- necesito saber si aun está con vida, Mitin- Ho, mi madre.
Un murmullo se extendió incluso mas lejos de lo que Khan podía ver y se dio cuenta de que casi 50 personas estaban albergadas en aquel oscuro y húmedo lugar, también fue testigo de los largos y grises cabellos que se abrieron paso entre los hombres que en ningún momento bajaron sus armas.
El rostro de Khan- Zen fue azotado por una envejecida y arrugada mano morena, y este sin esperar reproches o consuelos se arrojó de rodillas a abrazar por el vientre a la mujer.
- demonio – gritó la mujer que, en lugar de los castaños ojos que Khan- Zen recordaba, tenía unas cristalinas y blancas esferas que se humedecían por las lágrimas- demonio maldito que te mofas de una vieja que ya no puede ver.
- demonio soy por que he matado a Huan- Thoo – respondió el muchacho tomando la mano de su madre para que le hurgueteara el cabello con los dedos y le reconociera- pero jamás maldito, por que he sido bendecido, madre, por el mas grande poder de la naturaleza, que hasta hoy me han permitido la vida para poder encontrarme contigo.
- tu padre murió llamándote – dijo la mujer sin contener las lagrimas mientras el rumor sobre la identidad del muchacho y la noticia de la muerte de Huan se extendía como el viento- en su lecho de muerte suplicó a los ancianos por tu perdón, porque te permitiesen regresar, y aun cuando Ho- Rujin hubiese accedido, nuestro pueblo cayó bajó la trampa de Huan. Nos culpó de su propio plan para que su pueblo nos persiguiera y nos diera muerte, solo unos pocos hemos sobrevivido y si es verdad todo lo que has dicho, honrosamente me postro ante sus pies, líder Khan.
Khan- Zen le impidió ponerse de rodillas y con el rostro cabizbajo explicó:
- Sé que el hijo de Ho- Rujin vive, él es quien debe guiarles, él es su esperanza, yo soy solo un viajero que cumple una venganza…
Su madre intentaba enfocar aquellas cuencas blancas hacia el guerrero aunque no pudiese verlo y se apartó de él lentamente.
- antes que a tu madre has llamado a alguien –recordó la mujer estrujando las lagrimas mientras la gente a sus alrededores ya había bajado las armas- que comparte el mismo dolor que yo, si tanto quieres estar con ella, búscala por ti mismo, yo no te ayudaré a traicionar las costumbres de tu tribu Khan- Ho.
- Tu tribu dejó de ser la mía en cuanto así fue sentenciado- explicó el guerrero- Mi nombre a cambiado por el de Khan- Zen pero no olvidaré jamás quien me trajo al mundo y mi gratitud por ti, madre.
Un silencio se produjo y la anciana se negó a contestar, en cambio uno de los hombres que antes había amenazado a Khan- Zen con su arma, dio un paso al frente y preguntó:
- ¿es verdad que Huan- Thoo a sido asesinado?
Khan- Zen asintió en tanto los ojos de aquellos refugiados brillaron fuertemente, y ovacionaron con sus esperanzas puestas en su libertad.
Las noticias de la muerte de Huan- llegaron también a la cueva de boca de un espía que vivía en la tribu enemiga y les mantenía informados de todos los acontecimientos, aseverando cada parte del relato que Khan había hecho.
De entre las sombras una pálida mano jaló el brazo de Khan para alejarlo de la multitud, pronto la niña que le continuaba jalando le entregó una antorcha débilmente encendida y lo arrastró hasta lo más profundo de la húmeda cueva que se ampliaba cada vez más.
- he ahí a Kirin- Ho – le dijo apartándose lentamente en la penumbra.
Khan- Zen buscó desesperadamente pero nada podía ver, la luz era muy débil y todo frente a él era negro.
- esta justó frente a ti- le animó la pequeña antes de desaparecer.
El guerrero avanzó a paso seguro y confiado hasta que sus endurecidos pies tropezaron con algo frío, se inclinó ligeramente y alumbró el suelo, aquello que con sus pies había tocado era una gruesa trenza de cabello negro, la sostuvo en su mano y avanzó intentando encontrar el final de aquella larga cabellera.
Frente a él, sentada sobre un montículo de afiladas piedras de casi tres metros de altura, la mujer de negro cabello había desplegando su larga trenza hasta los pies del guerrero para que este pudiese encontrarla.
- ¿Kirin? – preguntó con temor y junto a un susurro suave ella asintió.
Tanta fue su ansiedad y sus deseos de tenerla frente a él que escaló el montículo de roca aun si eso significaba herirse las manos y pies con las afiladas rocas, una vez en la sima, alumbró el rostro de la mujer, la antorcha cayó al vació cuando Khan sin poder soportar el temblor de sus manos la soltó.
- tu rostro… - exclamó ante la trágica sorpresa mientras la antorcha se extinguía al estrellarse contra el suelo y los ojos de ella se cristalizaban.

La mujer del largo cabello negro, tenía en su rostro la marca de un cuchillo, aquella marca parecía antigua pero incluso la piel de su parpado derecho había sido rasgada por el arma de manera que le cruzaba por encima de la nariz hasta la mejilla izquierda y a pesar de la vergüenza de la propia mujer, Khan le sostuvo el rostro en medio de la oscuridad y recorrió con sus labios aquella cicatriz.
- tanto tiempo esperé por que volvieras que creo que es un sueño, el día que te desterraron juré que no habría de cortar ni un mechón de mi cabello hasta que regresaras… con los años se ha vuelto tan pesado que no puedo moverme de esta elevada sima – dijo la madura voz que Khan- Zen memorizaba intentando recuperar el tiempo perdido- creí que habías muerto, aun cuando intentando llamar tu espíritu este jamás se apareció, creí que habías muerto.
- he muerto- le contestó estrujándola contra su pecho- por ello estoy aquí, por que soy libre para hacerte mi esposa, porque tu eres libre… he matado a Huan y ahora eres mía otra vez.
- el tendió una trampa a nuestro pueblo – confesó la mujer abrazándole también muy fuertemente – cuando la naturaleza nos privo de las lluvias llevándoselas muy lejos, las siembras se secaron y los pocos animales que compartían ambas tribus comenzaba a morir, entonces Huan planeó deshacerse de nuestra tribu culpándola del robo de los propios animales que el había escondido. Todos los hermanos de Huan- Thor, atacaron por sorpresa y aniquilaron al pueblo para quedarse con todo lo que poseían.
- todo acabo ya – suspiró intentando consolarle.
- No era solo Huan, es alguien más quien elaboró ese plan, tienes que saberlo...– intentó explicar apartándose un poco- aquel plan no lo ideó aquel que fue mi marido..

Khan la interrumpió para contarle sobre el hallazgo del cuerpo de su hijo y consoló a aquella mujer en el silencio de la oscuridad, dejándola llorar mientras se lamentaba por la muerte de su hijo. Él escuchó tranquilamente mientras se abrazaban como Huan- Thooi le había marcado el rostro al intentar asesinarla y lo cruel que había sido en todos esos años.
Khan- Zen, luego de oír el relato sacó de entre sus pieles la punta de una flecha y sujetándole todo el cabello tras la espalda lo cortó, liberando a su amada de aquella carga. La sujetó en sus brazos y la bajó de aquella torre mientras ella se abrazaba a él y le besaba la frente.
- Debes guiar a nuestro pueblo y reclamar la tribu de Huan – explicó la mujer una vez de pie guiándolo hacia la salida- ninguno de los herederos es apto, cualquiera que intente desafiarlos triunfará.
- Kirin – dijo el guerrero mirándola a los ojos cuando estuvieron juntó a las demás personas- por ti me convertiré en el líder, por que es la única forma de vengar a tu hijo, al enorme dolor que hemos debido soportar y por nuestro pueblo masacrado injustamente.
Khan- Zen luego de aquello reclamó con orgullo el liderazgo de ambas tribus y a pesar de las diferencias entre ambas, no hubo poder humano que se resistiera a su voluntad y a su increíble poder.
Pero Khan- Zen ciertamente no fue legendario por haberse reencontrado con su amada luego de tanto tiempo, ni mucho menos por haber reconciliado a dos tribus rivales, aun cuando la interminable espera de Kirin- Ho y su larga cabellera fue de inspiración para un cuento de hadas, el verdadero reconocimiento de Khan –Zen le fue otorgado el enorme imperio que con los años conformó y por su indudable fuerza.
El corazón de Khan- Zen siempre fue el más puro y noble que el de cualquier otra persona y murió sin saber que era victima de la codicia de un espíritu que le guió y aconsejó para conformar aquel enorme imperio conocido como Khan.
Khan- Zen siempre desconoció que aquella persona que nubló la razón de Huan- Thor e ideó el plan en contra de Ho- Rujin fue la propia Kirin en venganza por el castigo contra Khan- Zen, motivada por el enorme amor que volvió a su corazón tan negro y oscuro como la noche. Kirin- Khan obtuvo su enorme poder asesinando a una bruja que había sido condenada por Ho- Rujin a vivir en el interior de la montaña en la que ambos amantes se reencontraron. el noble guerrero adoptó como propio al hijo de Kirin y al único heredero de la tribu Ho, Kinha, quien finalmente acabó siendo sucesor de Khan.
Khan jamás llegó a tener hijos propios con Kirin y ambos vivieron largo tiempo, jamás una sola arma logro causar daño a Khan- Zen por que Kirin- Khan le protegía con su poder y le guiaba a la victoria.
Cuando la muerte llegó a Khan- Zen su cuerpo fue quemado como dictaba la tradición para los lideres de tribu, lo que nadie imaginó jamás es que la Bruja Kirin se arrojaría a las llamas, para ser quemada viva y así estar por siempre con su amado Khan- Zen.
La tribu Khan se convirtió en un imperio, tan majestuoso, poderoso y prospero que no hubo enemigo lo suficientemente valiente para derrotarle mientras Khan- Zen y Kirin- Khan estuvieron vivos, Kinha- Khan fue digno sucesor de su padre, tan noble y poderoso como él pero no contó jamás con la protección y el amor de una bruja y fue vencido junto con su imperio por otra tribu, que sin llegar a ser tan poderosa como aquella, trascendió en la historia por el coraje de su líder, Atila.

Fin…

Texto agregado el 01-06-2015, y leído por 77 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-06-2015 Disfrute la lectura de la leyenda de Khan, muy bien narrado!!! SerKi
 
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