Jodie llevaba ya tres días caminando cuando a lo lejos vio por primera vez una ciudad en meses.
El letrero Bis subrayado con fuerte pulso le dio la bienvenida.
En sus primeros pasos por la plaza observo que cada banca tenía dos asientos muy unidos, sentada ya sobre una, vio que las personas comenzaron a mirarla con mucha atención y ella también.
Era un espectáculo, cada persona iba tomada del brazo o de la mano con otra ¡que sorpresa!
Se había llevado Jodie al ver que cada persona la acompañaba otra igualita, pero más sorprendente fue para los ciudadanos al verla sentada en su banca.
¡Hola! respondió ante todas esas miradas. No hubo una boca que se moviera.
¡Busquen a los jueces! Gritaron dos personas al mismo tiempo.
Jodie se echó a dormir.
Una mano la despertó.
Señora en esta ciudad está estrictamente prohibido andar…
¿Sola?
Sí, eso exclamaron con sensibilidad los jueces.
La razón como ya puede ver, es que cada objeto en esta ciudad está distribuido para personas que tengan un acompañante. Y como deseamos su felicidad tendremos que pedirle que busque la salida.
Antes de salir necesito agua-exclamo sin responder a los murmullos.
Entro en el bar de la ciudad con todo el pueblo a sus espaldas.
Un vaso de agua por favor.
Los camareros mirando a los jueces le respondieron.
Queda estrictamente prohibido…
OKeis, me iré
Era tarde, la ciudad completa dejo a Jodie a pocos pasos de una ciudad que no conoció la soledad.
Texto agregado el 01-06-2015, y leído por 188
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