Ojos negros de flechar certero, saetas de luto revestidas, ardientes hogueras encendidas que calcinaran mi cuerpo entero. Labios de rubor harto sincero que a besarlos ingrato convidas, aunque tú lo niegas y te olvidas que por tu desidia cerril muero. Dieras remedio a tantos pesares con amor o desamor cumplido, que con silencio los malestares aumentas con mal acometido; que va muriendo, pues lo dejares, herido el pecho de amor vencido.
Texto agregado el 28-05-2015, y leído por 58 visitantes. (3 votos)