Hay un momento, en el proceso de despertarse y luego levantarse a la mañana, en el que uno vivencia esta transición del sueño a la vigilia. En el que uno comienza a oír los ruidos, a sentir los estímulos externos al sueño; pero aún sumergido en lo mas profundo del inconsciente, o del cosmos, depende de tu conexión con el Universo. Esos minutos donde sucede todo al mismo tiempo con la misma intensidad de realidades, con la misma intensidad de fantasía, y en esos minutos hoy mi Universo te trajo conmigo. Prefiero pensar que fue así, que fueron las Estrellas y sus sueños, y no mi propio inconsciente. Es cierto, anoche me fui a dormir muy cansada, un poco triste por dormirme sola. Es cierto, anoche sí quería pasarla enredando nuestros cuerpos, anoche sí quería dormirme como un bollito de Rulos sobre tu pecho; y despertar hoy con el abrigo de tu piel frente a este frío. Pero supongamos que no fue así, supongamos que era el deseo de alguna Estrella en el cielo que está muy lejos de cualquier otra, y en su Soledad intenta iluminar deseos en los humanos, para compartir un poquito del Amor que generan. Hoy me desperté, y en esos minutos confusos pensé que el sueño Loco de la Estrella se había cumplido, sentí en mi desorientación que estaba en tu cama, y que tu Gato me ronroneaba la cabeza. Por suerte mi compañero felino me piso la cara y caminó hasta mi corazón, que sentía que se hundía por haber tenido esa sensación. Se me acostó allí mismo y con un ronroneo me hizo entender, que es mejor así, porque sino, sería de otro modo; las cosas así de simples, como rulos en el corazón, como caricias una mañana, sí que existen, y son hermosas cuando aparecen espontáneamente por lo que son... el deseo, el amor, la compañía sin futuro ni pasado, sólo el momento.
Mejor dejar de buscar, o esperar, donde lo simple se traduce en que simplemente no sucede. Y aceptarlo.
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