EL GURÚ.



Un conspicuo e ilustrado sujeto,
Con túnica blanca y de porte altivo,
En su cuello un misterioso amuleto,
Paseaba con aire pensativo.


Las damas demandaban su atención,
Y se disputaban por atenderlo;
Él les agradece su gran devoción
Y nada allí parecía ofenderlo.


Venía (Afirmó él) de los Himalayas,
Era discípulo del Dalai Lama,
Quien lo encaminó y corrigió sus fallas,
Por lo cual,juraba,ganó su fama.


El sexo tántrico y meditación,
Eran sus grandes especialidades;
Y él les ofrecía su orientación,
A las parejas y comunidades.


Para mejorarle su desempeño,
Me sugirió mi mujer contratarlo;
Fue tanta su persistencia y su empeño,
Que no tuve el ánimo de negarlo.


Después de meses de sexo intensivo,
Cumplió a fondo este Gurú su deseo,
Se largó con mi mujer el muy vivo
Y hace ya mucho tiempo no los veo.