Seca, cual hoja de otoño. Lívida, cual cielo nublado, y ahora, enrojece el sol; monótona calidez, te desarrollas por segundo y solo te siento a través de otros ojos, parece que el panorama se embellece. Rosa al roció, en una mañana de invierno cristalizado.
La primavera aun roza los dedos. Cerca, se comparte con otra vida y lejos se le espera, mientras el reloj vacilante se hace mucho y se hace poco.
Las flores se ven bien a la vista de aquel rostro ajeno, que con dulzura purifica los labios de una triste persona, testigo de las estaciones fluyentes...
Finalmente, he decidido compartir mi tiempo con aquella persona inmortal, de ojos pueriles, de cósmicos brillos, en una sonrisa que quiebra la sensibilidad intangible...
No hay nadie que pueda, con tal mirada, encontrar la mía, valorizada de dicha y abundada de conciencia pueril y real... energía.
El logra que todo sea uno en todos los ámbitos y ya no existe la nada ni el todo...
Eso provoca en mi...
Parece que estoy viva, desde que lo conocí, al menos, me siento preparada para estarlo.
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