Se hallaba ahí la carreta
quieta y tranquila
sereno bajo sus ruedas
yacía inconsciente un niño
que intempestivamente fue arrollado.
Él simplemente corría y jugaba
cruzando la calle en busca
de su mortífero juego.
De improviso se precipitó ella
sobre la vida y la inocencia
arrebatando certera
la alegría sin advertencia.
Así como esa inmutable carreta
veo yo cientos sobre mi cuerpo
no me quedan ganas de quitarlas,
por que vendrán miles en reemplazo
sin aspavientos me acorralarán,
tal como lo han hecho hasta ahora.
No me quedan lágrimas,
apenas respiro
y se agotan mis latidos
en una interminable agonía,
asemejada a la imagen de aquel niño
que tan proféticamente
vi bajo esa maldita carreta indolente.
Texto agregado el 04-09-2004, y leído por 183
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
25-09-2004
pobre niño... que lastima que te sientas asi... sin embargo el escrito es muy bueno, tienes razon llega un momento en el que te extrimes de tanto llorar... en fin un gran acierto entre las tristeza. darkgirl
05-09-2004
Una poesía hermosa, triste pero intensamente hermosa. Un beso. Shou
04-09-2004
A pesar del sentimiento de tristeza que refleja inmensamente, es un poema hermoso, profundo y sensible. te felicito arianna
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