Es de esos días que, sin saber qué hacer, se da ese momento que está en tu mente lo que se extraña. Recuerdos, momentos cortos vividos, pero muy buenos que hacen escapar –también, cortas- sonrisas.
Que, vivir, soñar o ilusionarse –estando despierto, es un malestar pero casi rico; por eso prefiero dormir, porque en un profundo sueño, como que se vive. Hace feliz.
De otro momento, preocupa cómo empezar, lo que despierto o en profundo sueño, se anhela; si no se tiene ni la más remota idea que le gusta, se le conoce poco, tan poco que da ese temor de equivocarse y perder, no un sueño, sino una vida.
Solo me queda ser sincero y decirle que con todo lo que tenga, lo poco que aún considero que es, tendrá siempre esa atención mía de ser, que tendré algún detalle.
Y, pregunta lo que no me esperaba: ¿Y, que me regalarías?
Bloqueado para dar una respuesta y ese temor presente; cierro los ojos –para mi mal, idealizando un interés, que le pueda gustar, necesitar, desear, no sé. Qué puede ser una buena respuesta. Inventariar mis pensamiento, me saca de lógica; motivarme a conseguir lo que sea, me saca de cuadro.
Pasan los minutos, solo una lágrima de impotencia con las ganas de llorar, el temor no se va. Mano en la cabeza, demorando en responder. Esa lágrima moja la camiseta y donde la toca, agarro con los dedos para estirarla e impedir otra.
El corazón se da cuenta, reacciona. El temor se difuma, porque el “hace feliz” hay que lograrlo; y eso es con sinceridad, con honestidad y dar confianza. Y sabe que la quiero, como ni se imagina. Escapa otra lágrima, sin embargo sonrío. Me motivo, estoy emotivo.
Respondo, corto: “Cada mes, se va hacer todo por los niños, cancelar todo de la casa, divertirnos juntos y… finalmente ha de comprarte algo; sea esta una pequeña ensalada de fruta y yo disfrutar de tu sonrisa”
Ya me hacía feliz pensar estar así, fue una respuesta futura que lo hacía presente; sinceras palabras para este presente y para lo que puede ser. Es regalarle una vida, yo con su sonrisa y acariciar su rostro ya habría ganado más que cualquier regalo.
Qué entusiasmo, como si lo viviera ya. Qué alegría, que así no lo viva, fue un momento –como tantos otros, que el corazón no olvidará. Qué día, marcado por una lágrima, movido por el corazón y despertado por la mente. Sentimiento puro.
Breves segundos, responde: “regálame una caminata bajo la lluvia”.
¡¡¡Soy feliz, swm!!!
FredyHF (r) Mayo, 2015 |