https://www.youtube.com/watch?v=_FGrBqVAoZM
Si acaso
Y si acaso no brillara más el sol
Y quedara yo atrapado aquí
No vería la razón
De seguir viviendo sin tu amor.
Luis Alberto Spinetta - Seguir viviendo sin tu amor
La ruta desierta y empapada se hacía interminable, tal vez porque los pensamientos que me acechaban parecían también sin fin.
La visión era muy escasa, sumada a la oscuridad de la noche, la lluvia golpeaba el parabrisas ferozmente y en nada contribuían las lágrimas que se empecinaban en quedar ahí, asomando, rebalsando mis ojos sin intenciones de rodar o desaparecer.
El motor comenzó a perder fuerza, cada tanto lograba recuperarse y casi lograba la velocidad excesiva a la que lo forzaba pero intuí que no duraría mucho más.
Unos pocos kilómetros y con un agónico estertor, se detuvo.
No tengo idea de cómo funciona un automóvil, me limito a colocar agua, aceite y combustible y controlar las cubiertas, en realidad ni eso, siempre lo hacen los muchachos de las gasolineras, no obstante, tiré de la palanca q abre el capot, bajé a abrirlo y quedé mirando el motor a la espera de un milagro.
El agua me empapaba. Nada importaba.
-Maldito cachivache, grité mientras pateaba las ruedas, el día mas importante de mi vida, el más solitario y triste te rompés!
No pasaba un alma y tampoco se vislumbraba la más tenue luz a la distancia, ya la cortina de agua era una pared. Me dejé caer despacio a medida que perdía fuerza en las piernas, me hice un ovillo y lloré, lloré como nunca lo había hecho.
No recuerdo como volví al asiento del conductor, temblando de ira e impotencia, traté de usar el celular, pero no tenía señal. Ahora si estaba lista.
Ahí estaba. Absolutamente sola y no tuve otra opción que resignarme, me acurruqué tratando de conservar la temperatura y me dormí.
El sopor llegó sin que me diera cuenta y me fue envolviendo y apoderándose de mí, y fue que empecé a soñar.
Un brillo intenso me cegaba y me veía a mi misma cruzando la sala de estar de mi casa natal, de reojo notaba que papá estaba leyendo el diario sentado en un sillón, “tengo que hablarle” pensé e intenté acercarme. Una figura sin rostro se interpuso.- ¿A dónde vas?, pregunto con firmeza. Voy a decirle a papá que lo quiero, alcancé a balbucear…
_ Ya está, es tarde, me contestó la figura. Papá está muerto.
Me despertó mi propio grito. Me fui calmando y tuve la certeza que lo habías sabido, que donde quiera que estuvieras, habías visto mi sueño, y me llené de paz.
Marcos 9:23 "Todas las cosas son posibles para el que cree." |