O EL GALLO MISMO DE PELEA DE CORONEL AURELIANO BUENDIA
Porque el poder de la expansion físio-semiótica está en los mismo genes del ser humano, que por muchos ollas de tocino* mundano que se trague no es capaz de quitar este rastro de viejo, puto cazador que somos en la figura de Orión y ante el asedio del mundo material, corporal y físico.

Mas no es vuelo como huida exactamente, sino una violencia fisiológica hacia un estado de confort a que siempre ha obligado la limitación física:

Y múltiples son los espacios por los que ejerce su libertad que es finalmente la violencia de ejercerla en si misma y no verdaderamente el alcanzarla; pues nunca hay libertad para el ser humano según su naturaleza fisiológica en la libertad sino en la lucha físio-permanente por gozarla que obliga a la conceptualización en todo rigor de la vida y la misma antropología humana como un espacio y estado en verdad de suspensión que solo ilusoriamente avanza según paradigmas convencionales de comprensión humana del tiempo,

Porque lo que importa siempre es el físio-aspirar como horizonte, lontananza y expansión,

A partir siempre del punto actual y presente de la limitación física.

Y el ser en un sentido humano viene a ser una praxis de ser más u otra cosa como comfort a partir de la angustia-o hastío-de lo que simplemente son y han sido siempre las cosas ante la percepción físio-sensorial humano, individual…

De ahí que sea la opinión de muchos lectores-y doctos además muchos de ellos-que el relato El Persiguedor es quizá el más importante de todos los de Julio Cortazar, que acaba siendo una variante del mismo tema pilar de la novela de García Márquez El coronel no tiene quien le escriba,

Que es, por otra parte, como la solera arquitectonica asimsmio de la obra poetica de Antonio Machado en su conjunto,

Quien optó muy comprensiblemente por otros cauces y formas humanas-literarias que las de la Madame Bovary;

Aunque a igual que Flaubert o el mismísimo Vargas Llosa,

Bien pudieran haber sido todos también ella,

Esto es la señora adúltera aquella de Rouen-de corazón dese luego sencillo y unas ganas finalmente irrefrenables de follar.

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*Referencia con licencia respecto de un verso de Antón de Montoro.

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