Voy a nombrarte (porque puedo,
Porque recuerdo sus nombres
Porque quiero que sepas
Que todas tuvieron su momento
Y guardan un espacio en este maltrecho,
Roído y algo viejo ya, corazón)
A todas y cada una de mis amantes.

A ti, que fuiste quien cuestionó
Que no las tratara por onomástica
En mi recuerdo, y las maltratara
Relegándolas a un olvido sin nombre,
Rostro, ni amor alguno.

Empezaré por Cecilia, pues fue la primera.
No la traté muy bien, después de todo
Apenas estrenaba los veinte y no sabia amar.
Tras ella vino tu tocaya,
Una pasión que dibujó palabras en el aire
Y, como ellas, fue una estela fugaz.
Miriam me rompió en mil pedazos
Sin ser amor, ni un sucedáneo.
Después vino la pequeña Laura.
Para ella fui el regalo de cumpleaños
Que se olvida al acabar la fiesta.
Cuando conocí a Tamara
Había dejado las pastillas
Y, por dios, que le hacían falta.
Tuve que hacer de retales un corazón nuevo
Con el que besar a Alexandra
Sin que lo pidiera aquella noche en la isla.
Con Ana aprendí a volar
Sobre una bicicleta cruzando
La alameda una madrugada.
Agnese me dejó las ganas
Esposadas al cabecero de la cama
Y me besó justo cuando ya no quería.
El amor llegó con Karmen.
Mi poeta, mis ciento volando
Sin cerrar jamas la mano.
Con Celia nunca supe
Si follaba o hacia una tabla
De abdominales y dominadas.
Fui a París sin moverme del sofá
Con Pilar y sus fotos. Me cortó el pelo
Y nos terminamos odiando.
Luego, llegaste tú.
Y yo me fui.
Miriam me dio la bienvenida
Dejándome navegar en su piel
Nada más bajar del avión en Berlin.
Después volviste tú,
Y yo me fui.
Al fin, me fui...
Para volver a reconocerme.

Ellas fueron quienes pasaron por mi vida,
si la memoria no me falla,
Sin más intención que la pasión compartida.
A todas las quise, a la forma
De mi extraño corazón y su medida.
De todas recuerdo el nombre,
Apellidos solo de alguna.
Y de todas guardo la herida.