Amor,
Te ofrezco la amistad de los amantes, que se pule con los años, que está plagada no solo de besos y caricias, si no de risa y de complicidad. El silencio guardián de tus temores, de tus secretos, de las flaquezas que el mundo no conoce y que ante mi has revelado. Te regalo mi beso, mi abrigo, mi abrazo, de mi todo lo que tengo, incluso aquello que solo tengo por prestado, como mi tiempo.
Acepto la rutina de amarte, de descubrirte, de acompañarte aun cuando lo necesites más de lo que lo mereces. Me impongo por meta estar a tu lado mientras crecemos, intentando iluminar en todo momento el sendero que elijas, haciendo a un lado todo egoísmo, y en pos de tu felicidad. Prometo serte sincera como hasta ahora siempre lo he sido, decirte aquello que aunque no quieras oír necesitas escuchar, confesarte mis errores para mantenerme trasparente ante tus ojos.
Y si te prometo, acepto, me impongo, te ofrezco y te regalo, es solo porque con los años he confirmado, que te amo como a nadie pude amar, que sos la primera persona de la que quiero saber al abrir los ojos, y la última que quiero ver antes de cerrarlos. Agradezco a Dios el poder hacerlo cada día.
TE AMO con cada pulso, en cada aliento, con todo lo que el espíritu puede amar...
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