Se miró al espejo y nuevamente las lágrimas brotaron de sus ojos. El calvario ya había pasado... pero cada vez sucedía más seguido, más fuerte, más aterrador.
Se ve que algo estaba haciendo mal, él debía tener razón... Él la amaba. Si, así era, él la amaba, y por eso hacía eso. Porque la cuidaba, porque la quería, porque buscaba lo mejor para los dos. Pero ella estaba haciendo las cosas mal y tenía que mejorar, por eso él lo hacía, por el bien de los dos.
Se sentía una estúpida, una inútil, una buena para nada. Él daba todo por ella, y ella solo se equivocaba. Ella se merecía eso, así cambiaba, así podían ser felices.
No siempre había pasado esto. Al principio él se la aguantaba, después comenzó a molestarse cada vez más cuando ella hacía algo mal, pero de esa forma iba a aprender... a aprender a ser mejor esposa.
Pensó: "Tiene razón, como voy a vestirme así para salir a la calle? en que estaba pensando, lo hago para provocar. Para provocar a otros hombres, para provocarlo a él, para llamar la atención. Pero no me doy cuenta, por suerte él me lo dice. Él me ubica."
Abrió la canilla y se refrescó el rostro. Se secó y se cercioro de que no se notaran las lágrimas. Tomó el pincel y se aplicó una base de maquillaje. Tuvo que usar gran cantidad, esta vez, los moretones fueron difíciles de tapar. |