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Inicio / Cuenteros Locales / Lorem_ipsum / .-La leyenda de Khan ll.-

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-.Segunda parte.-

Khan contempló muchas lunas llenas durante su entrenamiento con Zen- Nen y no fue hasta que el joven le venció en combate que no tuvo nada más que enseñarle.
- Zen- Nen – se aproximó angustiado el joven que, habiendo engruesado la voz y el cuerpo con el tiempo, al ver que el anciano permanecía recostado sobre la hierba- ¿se encuentra bien?
- estoy bien – contestó el anciano – hoy es cuando nuestros destinos se dividen, si aun tienes una venganza que cumplir, debes partir ahora que es tiempo de que ocupes mi lugar.
- no puedo hacerlo – aclaró el muchacho sujetando la cabeza del anciano que sostenía la punta de la lanza de Khan- esperaré a que el alma del bosque venga por usted… Yo… no puedo…
- solo puedes apoderarte de algo si tomas su lugar, si alguien mas toma mi vida todo lo que te he enseñado se habrá perdido – explicó poniendo el arma en mano del joven – he aplazado demasiado tiempo tu destino, ve y cúmplelo, libera en combate la fuerza del lobo que has estado utilizando…
- Zen- Nen – intentó hacer recapacitar al viejo que ahora envolvía entre sus cansados dedos la mano Khan que empuñaba la lanza.
- jamás pertenecí a alguna tribu – confesó el cansado y abatido maestro – mi madre fue repudiada de su tribu cuando escapó con mi padre, porque ambos eran de la misma tribu. A él le dieron muerte sus propios hermanos y ella murió a orillas de este río intentando protegerme de la vergüenza… un anciano me recogió antes de que tuviese memoria, Nen era su nombre, simplemente seguí la tradición antigua y proclamé su nombre como nombre de mi tribu…
- mi nombre en adelante será Khan –Zen – respondió con determinación el guerrero- nada queda en mi de la tribu Ho.
El Anciano esbozó una sonrisa y sujetando con fuerza la mano de Khan- Zen que empuñaba la lanza la guió hasta su pecho, causándole una grave herida.
Khan- Zen fue incapaz incluso de gritar, retiró la lanza intentando detener el flujo de sangre con sus propias manos.
Zen- Nen dejó de pronto de respirar y su corazón se detuvo, Khan- Zen permaneció con el cuerpo del anciano entre los brazos mientras se armaba de valor de cavar una tumba como las costumbres lo exigían y deshacerse de la memoria de Zen- Nen para que descanse en paz.
Cargó sobre sus hombros todo cuanto pudo cargar y empuñó su lanza aún manchada con la sangre de su maestro para encaminarse río arriba intentando revivir los recuerdos lejanos de su infancia, cuando luego de desterrado debió enfrentarse al espíritu del bosque.
Caminó muchos días sin descanso río arriba, intentando encontrar el peñasco por el cual había caído hacía tanto tiempo y no fue hasta que lo encontró, qué se tumbó boca arriba sobre el césped contemplando el cielo gris que anunciaba una tormenta.
- Kirin… Kirin – suspiró el hombre recordando a la chica de cabello negro y piel tostada- tanto tiempo a pasado que aun eres una niña en mis recuerdos…
Khan- Zen cerró los ojos y se durmió tan plácidamente como jamás recordó haberse dormido en su vida y no despertó hasta que sintió que alguien o algo le picaba la cara.
Sin abrir los ojos estiró su mano y agarró bruscamente a su débil atacante. Sujetando una rama seca con la que un niño le picaba las mejillas.
- ¡¡¡auxilio!!! – gritó el pequeño de piel morena antes de que Khan- Zen ahogara los gritos con su mano.
- ¿qué pretendes y a que tribu perteneces? Si gritas te rebano el cuello – dijo poniéndole el filo de la lanza contra el delgado cuello.
- Jiko de la tribu de Huan – dijo el muchacho y a Khan- Zen las últimas palabras hicieron eco en su cabeza.
- ¡¿Huan?! – Preguntó un tanto atemorizado - ¿Qué tan lejos está la Tribu Ho?
- no existe – explicó el muchacho y Khan- Zen ante el asombro lo dejó ir.
El niño, aunque atemorizado no escapó del sujeto que se mantenía de pie con ayuda de la lanza que había clavado al suelo.
- nuestro líder Huan- Thoo combatió contra la tribu de los traidores y les venció, tomó por prisionero a los guerreros y a sus mujeres las vendió.- explicó orgulloso el pequeño.
- madre… -susurró sin siquiera haber imaginado tan trágico destino – necesito saber más.
El niño permaneció quieto, mirando cuidadosamente al guerrero que tenía enfrente y asombrado con tal apariencia, se sentó sobre el césped.
- La tribu Ho sucumbió ante el poder de nuestra tribu, intentaron robar los animales cuando llegó el tiempo de escasez, el ganado que compartían ambas tribus fue escondido por el líder de la tribu Ho… la guerra duró muy poco, Ho- Rujin estaba ya muy viejo y cansado y no resistió el combate.
- ¿Cómo puedo saber que no mientes? – preguntó incrédulo Khan- Zen sin poder comprenderlo.
- todo a sido cierto porque mi propio padre me ha relatado cómo ha vencido a Ho- Rujin.
- Huan- Thoo… - murmuró viendo al chico que de pronto parecía tener un rostro muy familiar – ¿Kirin vive?.

Khan- Zen supo entonces, con un simple movimiento de la cabeza de aquel niño, que lo que creyó haber sido unos cuantos meses en realidad habían sido años. Y ese niño... solo podría ser hijo de Kirin y Huan.
Khan- Zen dejó ir al muchacho, recorrió el lugar unas cuantas horas y buscó un lugar donde refugiarse de la noche, pero permaneció junto al peñasco deduciendo que la tribu Huan debía estar muy cerca, puesto que aquel niño estaba solo. Cuando el sol comenzó a perderse en el horizonte, Khan- Zen encendió una hoguera pequeña y se resguardo del frío, pero la luz de aquella hoguera no solo atrajo a los nocturnos insectos, si no a un grupo pequeño de personas.
- ¿tiene un poco de comida para nosotros? – preguntó la mujer que ayudaba a caminar a un hombre al que le faltaba una pierna, mientras tres niños pequeños le seguían tímidamente.
Khan- Zen los observó detenidamente, algo en la manera en que se envolvían con pieles llamó su atención y con un gesto de su mano les invitó a acercarse. La mujer ayudó a su marido a sentarse y luego de que Khan- Zen le ofreciera algo de carne seca, ella le dio de comer a su marido primero, luego de que este comió lo que quedó lo repartió entre ella y sus hijos.
- gracias – dijo el hombre con su notorio orgullo lastimado sin ser capaz de mirar a la cara a Khan- Zen.
- ¿Son de la tribu de Huan? - Preguntó Khan a regañadientes y sin esperar respuesta, preguntó nuevamente al ver como los ojos de los niños saltaban de terror -¿a qué tribu pertenecen?
- no tenemos una tribu -respondió el hombre antes de que su mujer abriera la boca para contestar- nuestra tribu fue masacrada…
- Ho - se apresuró a murmurar Khan y el hombre que intentó ponerse de pie cayó de bruces al piso- ¿Cómo es que las cosas han acabado así? ¿Son los únicos que quedan?
- no – respondió la mujer socorriendo a su marido – los que hemos podido sobrevivir y escapar nos hemos refugiado en…
- calla – gritó el hombre lanzando un golpe al rostro de la mujer, quien lo soportó en silencio y continuó intentando poner en pie a su marido.
- no es mi intención hacerles daño – aclaró Khan –Zen al ver que los niños estaban un poco asustados- ahora que Ho- Rujin a muerto…
- Pero su hijo vive – contestó el hombre sin explicarse porque confiaba en aquel extraño – hemos puesto nuestra fe en que él revivirá nuestra tribu y vengará a nuestro líder.
- ¿Su hijo? – preguntó Khan –Zen sin poder recordar que Ho- Rujin hubiese tenido algún hijo varón.
- es solo un niño – explicó la mujer volviéndose a cobijar a sus tres pequeños – pero es lo único que tenemos.
Khan prefirió no preguntar más sobre el tema, tanto era el odio por Ho- Rujin que pensó que todo cuanto les había pasado a su tribu se lo tenían bien merecido, pero se compadeció de aquella familia y les permitió quedarse junto al fuego con la intención de partir antes de que amaneciera.
No fue difícil encontrar la tribu de Huan, desde lejos se podía oír los cantos de las mujeres mientras parecían celebrar una fiesta, al aproximarse aún más, reconoció aquellos cantos… estaban celebrando un funeral.
Se acercó a un hombre que le inspiró confianza y en un tono muy cordial pidió un poco de agua.
- he viajado desde muy lejos – dijo bebiendo con ganas del sucio jarro que le ofreció el hombre que miraba aquella lanza con interés casi mortal- ¿ Que celebran?
- la muerte del hijo menor de Huan- Thoo – explicó con algo de desconsuelo el hombre – ha muerto hace unos días, estuvo perdido en el bosque largo tiempo, antes de ayer han encontrado su cuerpo.
- pero Huan- Thoo podrá reponerse rápidamente si es que tiene más hijos – contestó dejando a un lado el jarro.
- solo tiene un hijo varón más y está muy enfermo, aquella maldita mujer que tuvo por esposa solo le dio hijos enfermos y muertos.
- Me parece que no es muy apreciada esa mujer por usted – dijo Khan intentando sacar algo de información.
- era hija de la tribu traidora Ho – respondió a regañadientes- no solo su tribu trató de matarnos de hambre sino que además dio a nuestro líder una mujer inútil que abandona a su marido para huir con los demás traidores.
- ¿huyó? – preguntó con una ráfaga de luz en sus ojos recuperando de pronto toda esperanza.
Khan no pudo disimular su sorpresa pero tampoco pudo decir una palabra más, agradeció por el agua y se perdió entre la multitud. Aquella noticia no era la única que Khan recibiría ese día, tal parecía ser que una serie de extraños encuentros estaban predestinados para él como parte de su destino. No solo el niño que estaba siendo velado, era ya conocido por Khan, sino que además todos sus recuerdos se materializan claramente frente a él cuando reconoció el abatido y severo rostro de Huan- Thoo que se dibujó por entre la multitud, quien de pronto no parecía ni más fuerte ni más alto de lo que Kha recordaba. Simplemente era un hombre al que las arrugas de la frente le hacían ver mas viejo y los pasos torpes y rudos no le daban buen aspecto, no parecía el valiente guerrero que atormentaba sus sueños y al que tanto odiaba, era un hombre que no parecía triste por la muerte de su hijo, un hombre que miraba a los demás por debajo de la espesa ceja con despreció.
Khan empuñó su lanza cuando Huan- Thoo fijó la vista en él y Khan sin dudarlo lanzó con todas sus fuerzas su lanza, a pesar de la distancia, el golpe fue certero, el filo de la lanza se hundió por completo contra aquel enorme pecho.
No fue la ira, no fue venganza, actuó el temor de aquella mirada lo que se apoderó del guerrero, cuando recordó a su madre, a sus hermanos y a su amada Kirin.
Aquel cuerpo cayó de rodillas emanando un rió de sangre que intentaban contener sus temblorosas manos, la gente gritaba despavorida, los cantos ceremoniales eran llantos desgarradores.
¡Huan- Thoo había caído! La gente se había reunido en torno al cuerpo inerte sin comprender, ninguno sospechaba siquiera el origen de tal ataque y parecían todos demasiado asustados para pensar.
Khan mezclado entre ellos, contempló el cuerpo, le había arrebatado de la forma más deshonrosa, sin pelear.
Corrió lejos de la gente y la tribu, mientras que sentía en el pecho el dolor de la herida causada y en sus pensamientos se reclamaba la manera tan cobarde en que le había exterminado.
Continuará

Texto agregado el 12-05-2015, y leído por 89 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
12-05-2015 Me uno a SerKi en la espera . autumn_cedar
12-05-2015 espero la siguiente parte, atrapante :) SerKi
 
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