JUNTOS
Pero, ¿quién sabría por

Dónde entrar a su corazón?

SAINT-JOHN PERSE



Al correr detrás de un sueño, es menester estar perdidos buscando el corazón soñado.

Entre la bruma y peces oscuros, sobre olas de un mar frío y agitado te descubrí como la noche descubre a la luna.

Entre las piedras de la fina arena se desmayó tu cuerpo juvenil, y vino la aurora fugaz elevándote sobre cristales de aguas, con un ramillete de corales decorando tu rostro suave y varonil.

Disfrutando el silencio perpetuo del mar furioso, reconocí tu figura imperial navegando las olas blancas y fogosas.

Nos miramos los dos inundados de placer por la belleza del paisaje natural que nos conmovía. Tus ojos verdosos podían confundirse fácilmente con aquellas algas tan hermosas que quedaron en tu cuerpo desnudo, provocando en mí, un deseo incontenible de ti.

Al salir del agua caminaste despacio en mi búsqueda, tus manos tomaron las mías suavemente, al ponerme de pie pude disfrutar el óleo de las tuyas regadas de mar. Nuestros labios desconocidos hasta entonces se abrieron para unirse en un beso interminable, caímos lentamente sobre la suave arena que nos sujetó, y allí mismo sin preámbulos nos arraso el amor con toda su pasión, y fuimos a un paraíso donde solo los que sueñan y aman pueden poblarlo.

Allí, nos quedamos para siempre viviendo la felicidad prometida, la que soñamos los dos. Aún seguimos aquí juntos, para la posteridad…

MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.