Dos mundos parte 26

Sofía y Tania tenían sus planes.
-¿y qué sabes de Isabela? – pregunta Sofía.
-pues que está con ese hombre. No sé de donde lo conoce pero es mucho mayor que ella. Es un hombre atractivo, no es feo se ve grande pero nada mal.
-¿y mi hijo? – pregunta Sofía por Ángel.
-pues no afloja. Es muy raro, creo que está conmigo para darle celos a Isabela, pero ella ya está con ese hombre.
-tienes que se mas astuta. Ángel es muy tonto, es igual que su padre. ¿Has visto a tu madre?
-no. Tiene muchos años que no la veo.
-eso tiene seguir. Ella no te tiene que ver para nada en la ciudad, así que tienes que andar con cuidado. Tenemos que seguir a esas tres viejas, para traerlas controladas.
-bien. No te preocupes yo haré lo propio pero tú haces lo que te corresponde y no mes has depositado lo que quedamos.
-por el dinero no te preocupes. – le responde Sofía.
Isabela intentó arreglar las cosas con Ángel pero todo fue en vano.
-quiero hablar contigo – le dice Isabela al entrar al consultorio.
-¡no entendiste qué no quiero verte! – le reclama Ángel.
-me vas a escuchar. Yo no tenía idea de esto. Yo me enteré meses después de que empezamos a salir.
-no voy a escucharte. No quiero saber nada de ti ni de esa mujer que se dice ser mi madre.
-¡escúchame!
-lárgate no quiero verte.
-esa mujer ya ha metido cosas en la cabeza – le replica Isabela.
-con ella no te metas. Ella es una buena mujer, me ama y yo la amo.
-infeliz – le dijo ella muy dolida y llorando.
Desde ese día juró no derramar una lágrima por él. Y se dio una nueva oportunidad con el maestro hoy su pareja formal. Lo que a Constanza no le gustaba para nada la idea que saliera con un hombre mucho mayor a Isabela. Carmina fue al hospital a ver a Ángel para un chequeo general y le dio una receta que tiene el nombre de Ángel y su cedula, la cual Isabela conocía muy bien.
-¿qué hace una receta de esta hombre aquí? – pregunta Isabela.
-¿de Ángel? Él es un gran amigo. Siempre supo de las golpiza que tu padre me puso.
-¿qué estás diciendo? – pregunta Isabela muy indignada.
-si Hija.
-no lo puedo creer. ¡Ese infeliz me reclama y me hiso los mismo!
-¿de qué hablas hija? – pregunta Carmina confundida.
-olvídalo.
Se dirigió al hospital para reclamarle tal asunto.
-que insolencia la tuya. ¿Quién te crees?
-¿de qué hablas?
-no te hagas. Tú sabías que mi papá le pagaba a mi mamá y no me dijiste nada. Y vienes y me reclamas que yo sabía lo de tu madre y estas igual.
-mira. Tú aquí eres la mala. – le dice Ángel.
-¿de qué hablas? – pregunta Isabela.
-tienes en la miseria a tu padre.
-¿que? ¡Eso no es verdad! Yo a mi papá le deposito dinero en su cuenta porque a pesar de que él no me quiere yo quiero que tenga una vida digna. ¿Y tú como te atreves a decir que lo tengo en la miseria?
-lo conozco. Yo soy el doctor que atiende a tu padre. Él tiene cáncer y no le queda poco tiempo de vida.
-¿tu sabias eso y no me lo dijiste? – le reclama Isabela.
Continuara…