Recordando a mis hijas tan distantes y tan presentes en cada día, en cada hora, en el minuto de la nostalgia, en la felicidad de escucharlas y leerlas, en el recuerdo de sus sonrisas al entregarme sus regalos hechos en el colegio, en sus alegrías y tristezas, en sus logros y decepciones. Dos horas menos, cuatro horas más entre mi reloj y su destino y yo las amo, les digo mi amor y las imagino como si el universo no existiera y la distancia fuera tan solo como el viento, las acompaño como si siguieran siendo mis niñitas ¿donde estarán en este momento, donde habrán ido este fin de semana? Un espacio inerte sin luz y muy frío en su ausencia me rodea. El tiempo ha pasado, no pude detenerlo como tampoco detuve sus pasos. Hoy quisiera estar con ellas y saber en donde están en este mismo instante, me hacen falta, las necesito tan solo para decirles que fui feliz siendo su mamá y lo sigo siendo, enaltecieron mi vida, toda. Hoy y aquí desde este valle cordillerano que contemplo maravillada cada día, vivo el recuerdo de su presencia, de sus voces, de sus carcajadas, de sus canciones, de su música, de su amor. |