Se merece mi desprecio por encender la sed
en tiempos
donde es totalmente innecesaria la combustión,
no combinaría el morado con el plomo por ti jamás.
¿No te gustaba ver la luna
danzando vestida de canciones sobrias
por las noches sentada a mi lado?,
te contemple,
te retuve en mis adormecidas manos.
¿Por qué?
Tu enjambre aún zumba cerca
entonces acabas como todas,
escrita en un epitafio cargado hace
ya varias semanas.
Sigo sin entender
porque jamás me lave el rostro
en agua tan turbia,
no entiendo por eso bebo,
vivo de cabeza.
No comprendo las horas,
porque me la besas y me la agarras
te gastas, te amo,
te haces la desentendida,
te amo aún.
Porque mi corazón de tantas llagas
muerto viviente esta
y no hay sazón que logre echarlo,
el fuga sus pensamiento para verme bien
no le veo,
te veo a ti dando vueltas
esperando que alguien más te Joda.
Mi pereza se encorva,
era nuestra noche
leña para los auténticos atentos voyeristas
se cayó la hermosa ternura que tenías
adjunta y barda
pegada en la frente.
Maldice la cinta adhesiva,
te agradezco por mostrar
que mi sarza ventricular aún
compone bulla tierna,
(te/me) perdiz
perdiese por ahí,
par diez.
Te maldigo por entrever
mi sal en ti,
pero lo acepto
que rico plato hacíamos nena
2 en 1
te arrodillas,
tengo frío y tu tiritas
Mil tiras son las que caen de mi
esta noche que tengo una cita con mi teclado
y el whisky más barato en el supermercado
te amo ya te dije,
ahora renunciare
a esta jornada de automaltrato.
Me consumo
porque soy bueno haciendo esto,
escribo porque la sed se sació
te recuerdo porque acepto mis problemas
y tú ya te vistes con tu traje con alas.
¿En qué hondonada esconderé mi alma para que no vea tu ausencia que como un sol terrible, sin ocaso, brilla definitiva y despiadada?
Jorge Luis Borges
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