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EL día era brillante y caluroso como son los día de febrero y marzo, el olor a tierra mojada se alborotaba cada vez que doña Susana regaba la puerta de su casa, por la polvareda que se levantaba cuando un viajes de ganado pasaban, estiércol de vaca, engalanaban la calle después de la sinfonía de bramidos y hoyuelos que dejaban los animales con sus pezuñas al pisar, solo se veía las gente apostada en cada casa, viendo el espectáculo que, los vaqueros, trabajadores de los “blancos “montaban en sus cantos de vaquería,… las mujeres casamenteras solo miraban con lujuria a los aguerridos corraleros, como un prospecto de macho para sacarles crías,… era el último viernes de cuaresma, y en los cuentos de los viejos solo se escuchaba que los aparatos salían, que no dudaran que las brujas existían, y se perdían los viajeros en las noches de luna clara, y en la casa de cita “la sirena dorada” las mujeres se recogían, los niños se reunían en los grandes abetos a escuchar a los abuelos todas las historias que en su juventud vivieron,….el pregonero del pueblo venía dando voces , gritando voz al cuello,-- encontraron a Tiberio Rodríguez desnudo metido en una mata de corozo-- ¿¡que es! que no tiene patas para caminar? O se hace el güevon,-dijo Saúl Vázquez el carnicero del pueblo, un hombre gordo con un delantal blanco siempre salpicado de sangre, con camisa de cuadros desmanguilladas, un tatuaje en su brazo derecho que era imposible no mirar, pues era la imagen de una serpiente tragándose a una rata, lucia siempre una pañoleta verde que cubría su cabello, una botas de cuero amarillo, siempre untadas de barro, y una voz grave que siempre asustaba y en su mano una hacha que nunca dejaba, --¡eso es solo borrachera! anoche lo vieron cantando con una botella de aguardiente por la calle principal—no dejaba dormir a nadie, y los perros no dejaban de ladrar, -dijo un cliente,-- ¡No crea! parece que es verdad lo que el pregonero avisa- dijo doña Dolores cuando olía un pedazo de carne que pedía que le rebanaran .
Desde que tiberio fue un muchacho y sus primeros vellos salieron , no había doncella a la que no irrespetara con propuestas indecentes, su fama se fue extendiendo y los padres de las jóvenes no dejaban que él les hablara, toda prostituta nueva que llegaba a la “sirena dorada” la compraba primero entes que cualquier hombre la tocara, no se le veía trabajar, holgazaneaba todo el día y siempre su padre le cubría todas las faltas , dicen que un día en la fiestas patronales se metió en la iglesia y se bebió el vino y comió las ostias, para el párroco era gracia, pues lo hacia el hijo del hombre que daba la donación más generosa del pueblo,. Tiberio Rodriguez se creía que para él no había ley, podía hacer y deshacer y nada le pasaba, un día con una cauchera que le quito a un niño en la calle, le mato uno a uno los patos de el Señor Andrés, el zapatero del pueblo, le comía las cocadas que doña Emilia hacia, y que ponía a enfriar en la ventana que daba a la calle, de una casa de tabla con balcón en la ventana. Una noche se quedo dormido en la plaza del pueblo bajo una borrachera, amaneció en calzoncillos con las bolas hinchadas, porque unos forasteros lo azotaron con pringamoza, en represaría a las iguanas que les había robado.
La gente se acerco donde estaba Tiberio y efectivamente estaba desnudo en el medio de una mata de corozo, —bueno y ¿cómo se metió ese vergajo ahí?- Decía la gente- el problema no es ¡¿cómo se metió?! ¡Si no! ¿Cómo lo sacamos?... habían probado de todo poro nada daba resultado, hasta amarrado lo intentaron sacar pero no pudieron, cuando dentro de la multitud dijo alguien traigan a don Calixto él es el curandero del pueblo y sabrá cómo sacarlo.
Don Calixto era hombre muy reconocido en el pueblo, por sus aciertos, no había lombriz de palao que no sacara, ni mal de ojo que no espantara, un día trajeron a un anciano con una toz de más de tres meses, los médicos le decían que para él no había cura, y Don Calixto cuando lo vio le dijo.—¡oye tu viejo!, ¿de verdad quieres no toser más?,--daría lo que me pida si usted me cura don Calixto – dijo el anciano,,, bueno entonces te vas a beber este purgante y mañana veras que estas curado—dijo Calixto – al día siguiente el anciano visita al curandero y este pregunta ¿cómo le fue con el purgante?---el anciano dijo – el purgante es tan bueno Don Calixto que no me atrevo ni a ¡tose!.
Cuando Don Calixto llego donde estaba Tiberio, lo reparo de lado a lado le dio la vuelta a la mata de corozo, y solo meneaba la abeza de un lugar a otro,-- ¡No! … ¡no!..¡No!.. Yo no puedo sacar a este hombre de está mata, esto solo lo puede hacer el viejo Juan Echeverría, vayan a buscarlo, esta desmontado una tarea en la finca, creo que va a sembrar.
El viejo Juan Echeverría un hombre, un hombre de pocas canas de aspecto delgado, su voz marcaba un acento muy campesino, en su rostro figuraban la arrugas que el tiempo le dejaba como una huella imborrable, que le recordaban que setentaycinco años no pasaban por pasar, el siempre con su refrán mas sabe el diablo por viejo que por diablo, era difícil verlo sin su tabaco en la boca,… y un salivon que tiraba cada vez que hablaba, usaba sombrero vueltiao, camisas manga larga y arremangadas pantalón de lino y calzoncillos largos, podía quedarse de pie y dormir parado. Sus pies nunca han usado zapato , solo sus abarcas de suela de llantas que un día, mientras reposaba de bajo un peralejo, una serpiente se le acerco , el viejo Juan Echeverría en una forma rápida la parte en dos con el filo de su abarca, cuentan que un día cuando la luna estaba clara, le apareció de la nada una marrana, que no lo dejaba caminar,, el viejo sabio supo que era una bruja, uno de esos aparatos que asustaban, como el viejo sabia la amarro hasta la madrugada, la azoto con vara de totumo, y al día siguiente Doña Susana no se podía levantar,… entonces supo que en el pueblo habían brujas , y que con él no se podían meter,,,¡Don Juan!, ¡Don Juan!... necesitamos su ayuda,,, dijeron unos, cuando lo fueron a buscar,. En que te puedo ayuda,,, dijo él,. Mientras se empinaba una botella de ron después que las abejas lo picaban. —Es Tiberio Rodriguez, lo encontraron en el medio de una mata de corozo, y no lo han podido sacar--. ¡Muchacho!... eso no son juegos…- dijo el viejo—vamos a ver qué es lo que pasa,…
Llegaron a la mata de corozo y dijo--¡carajo!,… hay que ve que lo querían asusta--.cuando se quitaba el sombrero para darse honda de frescura. Y en seguida el viejo saco de su bolsillo una bolsa de papel donde tenía enrollado tres tabacos, se mete uno a la boca, y hecha una saliva en el medio de la mata, -esto es cosa de brujas--, dijo El viejo Juan,… pero tranquilo muchacho, así como entraste así vas a salir--- ¡busquen unas palmas secas!,…¿para qué don Juan?... dijo uno más de lo que miraban al muchacho sin poder salir,-- ¡usted no pregunte y tráiganmelas!... cuando se la trajeron el Viejo Juan saca el tabaco de su boca, y prendiendo el hojarasca de la mata de corozo, dice .—Así como entraste tiene que salir—cuando la mata se prendió, Tiberio Rodríguez, salto de la mata de corozo, corrió por la calle, dando gritos ,totalmente desnudo, y todos se burlaban de él .

Texto agregado el 09-05-2015, y leído por 179 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
09-05-2015 Desopilante, aunque la puntuación deja mucho que desear. Clorinda
09-05-2015 Me encantan estas historias,donde resalta la sabiduria popular y las costumbres de lo pueblos de la costa caribe. Excelente narracion.Un Abrazo. gafer
 
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