Noche oscura que esconde miles de historias tristes y alegres, estrellas que reflejan luz en medio de la oscuridad y la luna llena que siempre tiene el rostro de una persona especial. Quién sabe cuántas noches estuve sin dormir? El insomnio no me quiere dejar… el insomnio tiene tu cara, tus ojos, tu sonrisa, tu nombre. Maldito insomnio que me persigue, maldito recuerdo que no me deja ser libre.
Y es ahí, gracias a mi insomnio, cuando descubrí la belleza de la noche. Solitaria, silenciosa, misteriosa, infinita, tenebrosa… un fiel espejo de mí. Mientras todos duermen y sueñan, mi mente no calla. Piensa. Imagina. Llora. No puedo cerrar los ojos ni un instante, no quiero. Si los cierro, tu ángel se aparece, tu magia, tu alma se convierte en sombra; me persigue, me inunda, me trae dolor. Igual que el insomnio, que la noche.
Y espero, acostada en el césped del campo, que la noche se haga día… que la luna cambie su turno con el sol… que las estrellas vayan a dormir. Y espero… con el insomnio a mi lado, espero que algún día vengas a buscarme de nuevo. Quizás la oscuridad tampoco te deje dormir, quizás los fantasmas de los recuerdos retumben en tu cabeza, quizás la noche sea tu fiel compañera, como la mía.
Y cuando la oscuridad de la noche se diluye, cuando el amanecer naranja despierta al gallo y a las flores, yo sigo ahí, con mi insomnio. Ese insomnio consciente ya que en el fondo no quiero dormir, no quiero soñar, no quiero cerrar los ojos… porque si lo hago, vuelve tu recuerdo otra vez y sería fatal. Mejor me quedo con la noche, a fin de cuenta, es un fiel espejo de mí.