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Caminaba solitario cerca del muelle. Empezaba a ocultarse el sol. Algunos pájaros se alejaban mientras caminaba por los tablones. Legó al límite, ya no podía seguir caminado. Miraba como las olas iban y venían y chocaban contra el muelle. De vez en cuando daba un pequeño suspiro. No sabía que pensar. Aun no podía creer que su novia lo había traicionado. El había hecho todo lo que cualquiera hubiera hecho por su novia: Le regalaba flores, se presentaba puntual cuando salían, la respetaba, le escribía poemas, le decía cosas lindas al oído, recordaba siempre los aniversarios (aunque a ella se olvidaran), nunca le gritó, siempre pagaba por ella cuando salían… ¡no había nada que él no hiciera por ella!
Pero al parecer eso no fue suficiente. Ella prefiere a los chicos con auto y dinero. El nunca podría ser de ese tipo, y lo sabía muy bien. Lo había dado todo por ella, y así se lo pagaba.
¿Qué haría ahora? ¿Trataría de recuperarla? No, ¿para qué? Ahora ella solo forma parte de su pasado (esa parte que nunca te gustó haberla vivido). Debe olvidarla pero… es difícil. Eso no se olvida de la noche a la mañana. No se olvidan fácilmente esos lindos momentos en el parque, en le cine, en la playa… ¡en ese mismo muelle donde está ahora cuando se besaron por primera vez y se juraron amor eterno y estar juntos por siempre!
Ahora lo está recordando todo. Llora, trata de sacar de su mente esos pensamientos, pero no puede. No puede hacerlo.
Abre los ojos llenos de lágrimas y mira el atardecer.
-¡Por qué! –Exclama-, ¡por qué me pasa esto a mí!
Comienza a tocar su cuerpo una fresca brisa. El viento hace llegar a sus pies un pedazo de papel, arrancado de un cuaderno.
La toma y la lee. Unos minutos después vuelve a ver la puesta de sol. Sonríe y asiente con la cabeza. Deja el papel en el muelle y se va. ¿Qué habrá leído para cambiar de parecer tan rápido?
La brisa fresca aumenta a medida que se aleja. El papel comienza a moverse, como siguiéndolo. La brisa hace que se eleve. Pasa por su cabeza y cae delante de él. Lo toma y lo lee de nuevo.

“Nunca te duermas sin un sueño, ni te levantes sin un motivo. Tampoco vivas por nadie que no esté dispuesto a vivir por ti. Recuerda que ningún día se parece a otro y que nadie se parece a ti. La única persona que es capaz de hacerte feliz por el resto de tu vida eres tu mismo. Si hay alguien que quiere entrar en tu vida, ¡Que entre! Si hay alguien que quiere salir de ella, ¡Que salga! Pero que no se quede en la puerta, estorbando a las personas que quieren entrar”.

Se dio vuelta y contempló nuevamente el atardecer. Volvió a asentir y a sonreír. Pero esta vez, en lugar de tirar el papel al suelo, lo guardó en el bolsillo izquierdo de su camisa, justo al lado de su corazón.

FIN

Texto agregado el 06-05-2015, y leído por 212 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
10-01-2016 Bello y sincero relato, mis ***** CHILICHILITA
19-06-2015 La vida corre demasiado rápido como para darle tanta importancia a una persona que no demuestra reciprocidad. La_sombra
06-05-2015 mis estrellas, muy bien. SerKi
06-05-2015 Buena reflexión . autumn_cedar
06-05-2015 Ese no es un novio, es un esclavo. mente_veloz
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