EL ABUELO ESTABA MUY VIEJO
El abuelo era viejo, pero además estaba muy viejo, el pobre había ido perdiendo poco a poco muchas facultades y ahora daba verdadera pena ver en lo que se había convertido el que antes había sido un equilibrado y vigoroso hombre.
Se acentuó mucho su declive desde que una parcial parálisis le impedía andar sino era con muletas, momento a partir del cual se refugió en su casa y se negó a volver a salir a la calle y así llevaba cuatro o cinco años sin tener prácticamente ninguna relación con el exterior que no fuera a través de las ventanas o de las vistas de uno de sus nietos que vivía cerca y que le hacia con frecuencia.
Vivía solo, pues como otros muchos ancianos se negó rotundamente a abandonar el que había sido toda la vida su hogar y no había habido forma de convencerle de que se fuera a vivir con algunos de sus hijos.
Por efecto de la mucha edad y su nulo contacto con el mundo real, se había ido llenando de manías y obsesiones que aunque muchas de ellas tenían una base real, en su caso las había llevado a extremos totalmente absurdo y no había visita del nieto en que no le asaetara con los mismos argumentos.
“Tanta tecnología, tantos aparatos eléctricos, tanto plástico, tantos teléfonos de ultima generación y tantos robots nos llevaran tarde o temprano al cataclismo y el hombre acabara siendo un inútil” le decía una y otra vez, aunque su argumento preferido era el referido a la contaminación.
“La contaminación sí que es terrible, todo está contaminado, el agua, los alimentos, el aire, la naturaleza, todo, todo y cada vez más, ¿Cómo no ven los científicos el peligro que esto representa?, llegara un día en que no podremos ni respirar, las plantas y los animales se asfixiaran, el polvo y las impurezas nos cubrirán, vamos directos a la destrucción, y no creo que falte mucho”.
“Que si abuelo, que tienes razón” pacientemente le contestaba su nieto un día si y otro también, “Pero no te preocupes tanto, ¿Te has tomado las medicinas de hoy, ya sabes las pastillas blancas por la mañana y las grises por la tarde y acuérdate que por la tarde son dos y te las tomas al meterte en la cama” y se despedía apenado y convencido de que no podía hacer mucho mas, prometiéndose siempre que trataría de venir a verle con más frecuencia.
Pero una mañana, recibió una llamada de su abuelo, cosa que no era normal en absoluto ya que se llevaba mal con el teléfono y solo atenderla escucho alarmado la voz de su querido abuelo que en un tono histérico le decía. “Te lo dije, te lo dije y al final ha sucedido, la contaminación nos ha invadido, acabo de ver por la ventana que todo el cielo esta rojo y los arboles y la tierra de un raro color morado, lo sabía, lo sabía, estamos perdidos”
“Abuelo, abuelo, no te preocupes será una nube” le contesto cariñosamente su nieto, “Ya verás cómo se quitan esos raros colores en seguida, anda échate un rato”
Pero no había pasado ni veinte minutos cuando de nuevo sonó el teléfono, esta vez la voz del abuelo había pasado del anterior tono histérico al de desesperación “Ven rápido, por favor, ahora la contaminación está afectando también a los animales, estoy viendo una bandada de palomas que se han puesto verdes, esto tenía que llegar, pobres animales y pobres de nosotros, ven todo lo rápido que puedas, pero ten mucho cuidado que la contaminación no te afecte a ti”.
Totalmente alarmado tomo el coche para llegar lo más rápidamente posible, pensando que su pobre abuelo se había demenciado, subió las escaleras de tres en tres temiéndose lo peor, solo abrir la puerta, su abuelo le agarro del brazo y casi arrastrándole a pesar de las dificultades que tenia para andar le llevo hacia la ventana, aunque en realidad le dejo en el comedor delante del televisor.
“Mira, mira, creías que exageraba, fíjate en las casas se han vuelto azules, maldita contaminación ¿Y ahora qué vamos a hacer?
Aunque la situación era muy triste, el nieto no pudo evitar una ligera sonrisa mientras le decía “Pues abuelo, lo que vamos a hacer es apagar el televisor que ya te dije ayer que se había estropeado y cambiaba los colores, ven asómate la ventana y veras que todo está como antes. ¿Has comido ya? ¿Quieres que te haga una tortilla francesa y luego te echas la siesta?”
Pobre abuelo era viejo y estaba muy viejo, pensó
Fernando Mateo
Abril 2015
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