Calor rotundo,
y ganas
de no hacer.
Ni siquiera
pensar.
Suena el teléfono.
Si fueras vos,
la tarde
cambiaría.
Ventanas
entornadas,
muy poca luz,
alguna música,
suave, tranquila,
al fin y al cabo,
es para no escuchar.
Allí otro calor
inventaríamos.
Texto agregado el 03-05-2015, y leído por 247
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