El tipo casi está en vías de extinción.
Solitario, se recorre por Mataderos,
ese barrio de suspiros prolongados,
prologo del frente sur de los porteños.
No atesora ni una historia fantástica,
más común que un gorrión común.
Agoniza, en el borde de un suicidio
que erróneo, cambió de destinatario.
Ni siquiera es un alcohólico anónimo,
mucho menos borrachín reconocido.
Es cual un nadie, anhelo malcontento,
habitante de un lugar llamado nada,
Como una obsesión siempre permanece
donde todos y por todos lados lo cruzan.
Amigo cómplice de cinco perros negros,
busca una embocadura para cobijarse.
La trocha de los corrales es su latifundio,
en el olor a bosta vivió todas sus vidas.
Ni antes ni mañana se le supo un nombre,
lo suyo es un cuerpo-campo caminante,
un error transitando asfaltos y adoquines,
Desubicado D´artagnan de alpargatas,
un héroe sin ninguna batalla heroica,
universal desconocido de cinco esquinas
inspirando una pintura de Molina Campos. |