Bajo a lo profundo del valle por la necesidad
de apaciguar el clamor solitario de la manada.
Decisión que requiere un batallón de Cartago,
o tan solo de un enemigo y de diez patriotas diez.
Con la sangre bullendo en la incertidumbre,
no necesito más que expresivos desahogos,
pequeños detalles que siempre dan los ojos.
Sabré cuando llegue el final, en el justo momento
en que la garganta formule lamentos profundos,
y una lluviosa cascada empantane grandiosa,
con arte de marear los pensamientos, el letargo.