Las palabras a veces se achican y se agrandan, toman poder y se tornan serviles. El cuerpo transcurre bastante estéril, casi inerte, trasluciendo un movimiento de maquinaria interna. Debiera de sentirse así como un deber, pero se habita en la piel un deseo incontenible de Ser. De Ser a Ser uno encuentra su vocación. Las pequeñeces pueden estar acomodadas por otros, pero el mensaje termina por ser propio. No se escapa al designio, este porvenir de Libertades, estas cadenas que pretenden enraizar ideas de individualidad, de consignas mercantiles, de patriotas e idiotas pendencieros que pretenden el mundo. Un mundo solamente, donde existen millones. Los lazos y las uniones, la excitación de todos los átomos, un despertar alado de lo inherente a cada especie; de la nuestra la trascendencia, un transcurrir observando, interiorizando la expansión inevitable de todos los cuerpos, de todas las mentes. Un corazón gigante latiendo nuestro aire, dejando abierta la escalera, el espiral hacia uno mismo y los demás.