Caminé sin rumbo fijo, durante años,
transcribiendo mis pueriles actos
de entre sombras de páramos desolados
al lenguaje con el que la vida habla;
Sólo que traducido a mi idioma
resultaron no ser palabras
si no silencios pactados
con la conciencia, conmigo mismo y con el tiempo,
acallando así los gritos internos del alma.
Afronté los pasos que se hacen llagas
y herí arbitrario con absoluta ignorancia.
Con desprecio me ausenté de mi nomenclatura
e inventé senderos concéntricos
sin saber aún que estabas tan lejos.
Sin darle importancia a lo que buscaba,
perdido y egocéntrico entre tanta andadura;
Seguí caminando
Hecho de piedras y huesos,
de carne rota y venas desperdigadas
atravesé bosques enteros de rostros llenos de brumas,
de palabras escritas de humo
de las que solo sabe su significado el viento.
Sin tener noticias de mí en el trayecto,
hube de perderme entre cientos
de recodos sin encontrar nunca el sitio ni el modo
donde dejar que mis ojos se cerraran,
donde poder ser, por fin, floreciente jardín,
en vez de sarmiento.
Nunca lo conseguí.
En un amanecer llegó el descubrimiento
cuando cansado de bracear
dispuse de la valentía para pensar,
acertado, que era el lugar, la hora y el día.
Que era el momento de colocar presto
la moneda en el hueco bajo la lengua
y pagar un viaje sin regreso.
Entonces, te vi.
Olvidada del recuerdo,
con el descuido desmañado de un olvido
tan grande como el firmamento,
eras reconocida de nuevo.
Revulsivo de mi tormento, añorado infierno.
Tanto tiempo lejos de mí; Tantos besos que no se te dieron.
Fuiste Caronte, si,
pero en vez de cerrar, quitaste de mis ojos el velo.
Tuve que cruzar mi Estigia
y todo el valle de los muertos para encontrarte,
en el preciso momento en el que la vida era pesadilla,
y comenzaste a forjarla en sueño.
Ahora, que presiento que puedo mirarte
y se aproxima el final de mi locura
no me mires con ojos del pasado
porque llego a ti renovado
y en mi bagaje solo te guardo una pregunta;
Si ahora que te reencuentro,
que tu cuerpo si me responde
y abierto a mi, ya no se esconde,
dime, celeste y antigua tortura:
Cual de todos,
será esta vez tu nombre?
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