Como todos los fin de año, un dejo de melancolía lo atacaba. No se consideraba un hombre feliz, le costaba admitirlo, pero esa era la verdad. Se sentía culpable diciendolo, pensando en tantas otras personas que no tienen nada, y que él se quejaba estando en una buena posición... pero no, estaba seguro. No era feliz.
Hizo un repaso mental de lo que había sido su año ¡Que rápido había pasado! Sus vacaciones, sus relaciones pasajeras, su amor no correspondido, su trabajo, su familia... Y no pudo evitar llorar. Se derrumbo en el sillon, tapandose los ojos con las manos, avergonzado de esas lagrimas que brotaban de sus ojos.
Un nuevo sentimiento lo ataco. Era enojo. Estaba enojado consigo mismo. No le gustaba como era, como enfrentaba las situaciones, como vivía. Quería un cambio en su vida, y estaba a tiempo de hacerlo.
Se levanto del mullido asiento, y se fue a ver al espejo. Se prometió a si mismo que el proximo año iba a ser feliz. Y fue en ese momento cuando se dio cuenta que estaba siendo el mismo de siempre.
La vida no consiste en perseguir objetivos constantemente, Uno se enfoca tanto en lo que tiene por delante, que se olvida de que cada día que pasa es irrecuperable. Y a partir de esa realización, comprendió como hacer para cambiar.
Se baño, vistió y tomo su auto. 4 horas de viaje lo separaban de su familia, pero en ese momento lo que quería era verlos. Y se dio el gusto.
Llegó por sorpresa para la cena, la madre lo recibio con lagrimas en los ojos y con un abrazo que se había demorado varios meses en llegar. Pasó la noche con las personas que más quería, y no se contuvo en expresarlo.
Minutos para que se hicieran las 12 de la noche, se acordó de ese momento en el sillón horas atrás. Se dio cuenta entonces, que la pregunta que se había hecho interiormente estaba mal. No se debio preguntar "Sos feliz?", la pregunta correcta era "Estas feliz?", porque al fin y al cabo la vida no es un constante estado de felicidad o de tristeza, es una sucesión de momentos tristes y felices, a veces los primeros son necesarios para darnos cuenta de los otros, y de lo agradecidos que debemos estar por ellos.
El reloj marcó las doce y brindó, casí por primera vez en su vida, por sí mismo. Brindó y soño por un nuevo año con menos planes, y mas vivencias, y lo hizo rodeado de todos aquellos que realmente le importaban. Estaba Feliz. |