Lo conozco bien: herrumbroso señor de saco largo y páginas amarillas. No me engañas filosofastro que estudias y estudias para que desde el principio te miren con tu magno tintero y tu pluma de pavo real.

No me engañes, que no eres bienvenido a esta biblioteca, que no es la biblioteca de babel que crees, en donde se dicen las mismas tonterías en muchas lenguas.

Aléjate de mi vista, que sólo dejas cansinos a estos ojos que no dejan de leer y bailar sobre mi diestro Papini.

Hombre, prohíbete las letras, saca de lo mas hondo de tu bolsillo los más míseros morlacos y comprale el pan a tus hijos que desde sus pechos de sancudo sólo tienen la libertad que las tripas les autoriza.

Ahora, que eres el que sólo centellea en los arrabales, deja en tu piel de infausto las más excelsas letras para la humanidad. Haz con tu vida la más bella literatura.

(a mi belzebú)

Y que Dios bendiga a la serpiente que nos lleva por el camino de la cordura. Ji,ji,ji.