LA CAMARA FOTOGRÁFICA
Basado en un personaje de un cuento de Eduardo Galeano, que no encontré completo,
se me ocurrió esto. Perdón maestro.
La tomó en sus manos, la observó por todos lados, instintivamente la sacudió como una
maraca y se la devolvió a su dueño.
.- ¿ Oye chico, me la das porque no anda ?...Tenía una colección de relojes, radios, y otros objetos que le habían regalado con el agregado de “ a lo mejor a vos te sirve” y no tenía más gana de tener cosas inservibles, y encima agradecerlas.
.- No guey está chingona, es que me compré una digital y a esta no la uso. Pensé que por ahí vos la querías…
El Chino nunca había tenido una cámara en sus manos, ni propia ni ajena. Se recordó de niño en el malecón de la Habana mirando extasiado como el viejo Miguel sacaba con su cajón montado en un trípode las fotos a los turistas, pero en se familia nunca nadie se había sacado una. Le hubiera gustado tener una junto a sus padres y sus hermanos, pero solo era una cosa más de las tantas que le faltaban, y al fin de cuentas sus recuerdos eran más fieles que una foto.
Cuando llegó a Nueva York, lo sorprendió, entre todo lo sorprendente, la cantidad de gente que parecía mirar el mundo desde el ojo de una cámara, los japoneses eran los más fanáticos, fantaseaba que en el Japón ya sería popular su figura de negro lustra botas. Alguien le dijo que les cobrara, pero él se conformaba con la supuesta fama y alguna propina que le dejaban en el sombrero sugerente, que tenía al lado de su cajón de lustrar. Simulaba no darse cuenta que lo estaban fotografiando. Seguía con su trabajo sin levantar la vista, sabiendo que muchos valoraban esas instantáneas como fotos robadas, otras veces le pedían una posando, y él, a quien alguien le dijo que se parecía a Louis Armstrong, habría sus ojos y su inmensa bocota bembona, en una sonrisa de dientes blancos plagiando a Shatchmo, esas no tenían precio. Había pegadas en su cajón un par de ellas, que alguien le sacó con una polaroid, y las mostraba con orgullo, aclarando… “ Mira chico, ese soy yo”.
Continuaba reticente a aceptar la cámara. Aun aceptando que funcionaba bien no le veía utilidad y aparte no sabía usarla. Le dijo esto al Chicano, pero este insistió… .
.- Si serás cabrón Chino, solo tienes que ir a una casa de fotografías, le haces poner un rollo y ellos te enseñan todo. Ándale que está padre. Me la vas a agradecer…
.- O te la tiro por la cabeza…Le contestó y se quedó con la cámara.
Al día siguiente, salió a la calle sin sus herramientas de trabajo, bien afeitado, peinado, vestido con la mejor ropa que tenía y su máquina colgada del cuello, le hizo colocar el rollo y le pidió al vendedor que le sacara unas fotos.
.- Para mandar a Cuba . Le dijo.
neco perata
|