Dos mundos parte 24

En casa de Isabela fue donde se dio en encuentro entre las dos amigas.
-va a venir mi tía. – dice Isabela.
-¡qué bien! ¿Cómo se llama?
-Constanza – dice Isabela.
-voy a traer los platos a la mesa – dijo Brígida. Tocaron a la puerta y era ella
-¡tía! Pasa. Llegas temprano.
-si. Traje un pastel para el postre. – dijo Constanza.
-gracias no tenías que molestarte.
-ya sabes lo hago con cariño.
-te voy a presentar a mi amiga – dice Isabela. – Ella es Brígida – dice Isabela
-¿Constanza? – pregunta Brígida.
-¿se conocen? – pregunta confundida Isabela.
-si. Ella es mi mejor amiga – dice Constanza.
-¿de qué hablas? – pregunta Isabela.
-si. Estudiamos en la misma preparatoria. – expresa Brígida.
-quiero escuchar todo – dice Isabela.
-pues. Tu tía y yo estudiamos en la misma preparatoria. En ese lugar ella me presentó a Raúl el papá de Ángel. Constanza y Raúl eran muy buenos amigos. Pero la amistad se terminó porque Sofía la que Ángel ve como mamá nos separó a todos.
-nunca creí que existieran tantas coincidencias en la vida. – dice Isabela.
Esa misma tarde Constanza y Brígida hablaron de lo que pasó
-¿porque te desapareciste? Ese día que te hablé, Raúl me preguntó si tú estabas conmigo, y yo le dije que no.
-salí al banco y ya no regresé a casa – dice Brígida.
-¿qué pasó?
-estuve en la cárcel – le dice Brígida a Constanza.
-¿que?
-si. Me culparon de algo que no hice. hubo un asalto en el banco de la esquina. Pero minutos antes del asalto yo fui a sacar dinero del cajero. En el momento en el que estaba sacando el dinero estaban asaltando el banco. Me di cuenta de que había una puerta abierta y me metí para ver si alguien estaba en el banco. Los rateros estaban dentro del banco, los astutos desactivaron la alarma. Me quedé en el banco, cuando vi que Raúl entró al cajero y sacó dinero. El y los rateros salieron por puertas diferentes, estaba muy asustada, al ver que todo ya había terminado salí del banco y en ese momento la policía llegó. Me culparon de todo, esperé un juicio pero el día que llegó me dijeron que no había las pruebas suficientes para culparme y me dejaron libre después de 20 años en la cárcel.
-esto cambia las cosas. Dos días después yo vi a Sofía con Raúl y tu hijo en brazos. Ella dijo que tú estabas con otro hombre y que te habías ido con él. Y Sofía le dijo que yo te había ayudado para irte con ese hombre. Pero ya no hay a quien reclamarle, Sofía murió hace 10 años.
-pues no. – le dice Brígida.
-¿qué dices?
-vi a Sofía en una tienda de autoservicio. Es cajera – dice Brígida.
-eso no puede ser posible. ¡A ella la velaron! – dice Constanza sorprendida.
-no. Yo la vi y la enfrenté. Si quieres te puedo llevar para que la veas. Está a las afueras de la ciudad.
-no lo puedo creer.
-pues créelo – le insiste Brígida.
Continuara…